Opinión Politica y Actualidad

La nueva Venecia y las contrataciones públicas.

Unos dicen que es el cambio climático, otros dicen que es la cochinada de la gente que llena las alcantarillas de basura, pero todos sabemos que son las leyes de contratación públicas lo que han convertido al Cangrejo, la Calle Uruguay y la Avenida México en la Nueva Venecia latina.

Una de las promesas de campaña del actual Alcalde de Panamá era que iba a ensanchar las aceras. Panamá en los años 40s y 50s poco a poco las fue perdiendo al irse ensanchando las calles para los vehículos. Y en muchos barrios nuevos, nunca hubo buenas aceras. Así que el Alcalde, cansado de las quejas de los turistas que ven a Panamá como un lugar donde no se puede caminar y celoso de la estética de ciudades como Bogotá y Medellín, decidió incluir en su plan de gobierno un ambicioso plan de construcción de aceras. Esto no tiene nada de malo, pero el plan ambicioso chocó con la realidad.

Y la realidad tiene varios problemas.

  1. La Ciudad de Panamá tiene muchas cosas que están bajo la responsabilidad del gobierno central, como el IDAAN y el MOP, lo que pone muchas decisiones sobre el uso de los espacios públicos fuera de la jurisdicción del alcalde. Lo que hace que coordinar las obras municipales sea difícil, aun cuando se tenga un presidente del mismo partido político.
  2. La ley de contratación pública hace que las contrataciones sean complejas y hay una falta de abogados calificados para manejar los trámites de las mismas.
  3. La alcaldía no tiene un presupuesto autónomo propio para enfrentar obras complejas y extensas, depende del presupuesto nacional.
  4. Los pagos dependen de la Contraloría, lo cual dificulta hacer los mismos a tiempo.

El resultado de todo esto es que las obras se están haciendo por chorros, les pagan a los contratistas, estos hacen la obra mientras dura el dinero y luego se sientan a esperar el próximo pago. El resultado es que una obra que se prometió que iba a durar de siete a ocho meses, ahora va para más de dos años sin fin cercano a la vista ya que incluso deben mover las alcantarillas, algo aún más complicado, porque además de los pagos de Contraloría a los contratistas, se requiere de la colaboración del IDAAN.

Luego está el tema de Odebretch. La compañía brasileña era la preferida de los políticos por dos razones, la primera eran sus famosos pagos por debajo de la mesa, los cuales han sido ampliamente expuestos en los medios, pero nunca investigados en Panamá a cabalidad. La segunda razón es que Odebretch sabía hacer algo que muchos políticos desean. ENTREGAR LAS OBRAS A TIEMPO. Y esto significa que Odebretch asumía muchas veces con recursos propios la construcción de la obra y luego se sentaba a esperar los pagos adeudados por el Estado.

Ahora Odebrech está casi en etapa de disolución y no tiene la capacidad financiera de sentarse a esperar los pagos parciales así que Odebretch y los contratistas más pequeños contratados para construir las aceras trabajan intermitentemente y las obras se han prolongado en el tiempo. Estos nos hace preguntarnos si todo el costo político del gobierno por vetar los proyectos de ley que impiden que compañías condenadas por corrupción en otros países como Odebretch y bloquear las investigaciones a Odebretch tuvo algún resultado positivo, porque está claro que sin la capacidad financiera de antaño, la única justificación seria para contratar con Odebretch, que era su capacidad de entregar a tiempo las obras, asumiendo temporalmente los costos, ya no existe. Ahora el gobierno tiene que pagar el costo político negativo de haber contratado a Odebretch y justificar esta contratación pero sin obras entregadas a tiempo.

Finalmente está el tema del que el gobierno panameñista tanto en la Presidencia de la República como en la Alcaldía parece ignorar: el tema de la reforma del Estado. Guillermo Endara, Ernesto Pérez Balladares y Martín Torrijos emprendieron importantes reformas al Estado Panameño. Pero los gobiernos panameñistas posteriores a Endara, como el de Mireya Moscoso y el de Juan Carlos Varela más bien se concentraron en resolver el día a día de la administración pública, sin tener iniciativas importantes que no se relacionaran con recaudar fondos para hacer gastos.

Y salvo para temas puntuales evitaron tomar medidas para modernizar la administración pública. Ricardo Martinelli tampoco, pero a diferencia de los anteriores, sí tenía un programa ambicioso de obras y proyectos, y que al enfrentarse con las limitaciones legales y estructurales del sistema de contrataciones públicas de Panamá, simplemente optó por ignorar la legalidad en lugar de modificarla para ponerla al día. Martinelli en su populismo de derecha simplemente se aseguraba de que las cosas se hicieran, sin importar los procedimientos y la legalidad. Enfrentado con un problema como el Vía Argentina, a la administración del Cambio Democrático no le hubiera importado violar las leyes de contratación pública o pagar los sobrecostos que hubiera que pagar.

Los panameñistas de hoy, más respetuosos del Estado de Derecho, pero menos creativos que los gobiernos de los noventas para innovar en la administración pública, prefieren trabajar con las ataduras existentes. Resultados se ven en el estancamiento de las obras y de las calles aledañas inundadas. Agravado a esto parece no existir entre las distintas instancias del gobierno un buen nivel de coordinación entre las distintas entidades del Estado.

Ya es muy tarde para corregir lo hecho, esperamos que las obras se demoren y no estén listas para las elecciones el año entrante. Pero las lecciones quedan allí.

  1. Los problemas internacionales de una compañía, tienen consecuencias locales. Debieron aceptar que Odebretch era una compañía manchada y hacer nuevas licitaciones prohibiendo que compañías condenadas por casos de corrupción internacional liciten. Prefirieron seguir con Odebretch supuestamente por la eficiencia y certeza en los tiempos de cumplimiento. Se olvidaron que la situación internacional de la compañía había cambiado, y que por lo tanto, la capacidad ya no era la misma de antes.
  2. Pretender llegar al poder a recaudar para gastar sin tener una política económica que no sea ver como se cumplen estos objetivos mientras se responde a las presiones de los organismos internacionales es una irresponsabilidad. Se debe llegar al poder teniendo ideas claras en materia de administración y economía.
  3. No basta tener buenas ideas y buenas intenciones, se tiene que tener una buena idea de cómo se van a llevar estas buenas ideas e intenciones a la práctica, sin hacerles el camino al infierno a los demás.

Mientras tanto el resultado para los demás está allí, negocios quebrando porque podían aguantar obras que demoraran de 7 a 8 meses, no años; automóviles y negocios dañados cuando el agua los inundó, canales, lagos y ríos artificiales que han convertido el Cangrejo y otros barrios de la ciudad en una nueva Venecia. Esto es lo que pasa cuando las buenas intenciones no van acompañadas de una legislación acorde y una buena ejecución.

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de GCCViews.

 

About the author

Ricardo Soto

Ricardo Soto Barrios, abogado, especialista en políticas públicas, egresado de la Universidad Santa María la Antigua. Políticamente liberal, ha participado en muchos proyectos donde se analizan las políticas públicas de Panamá desde un punto de vista liberal y se proponen alternativas. Ha trabajado en la Policía Nacional de Panamá, el Ministerio de Gobierno, y AMPYME, además de ejercer la práctica privada.

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