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Banca tradicional comienza a ser comprada por las Bigtech Fintech

banca tradicional

La banca tradicional fue una y más veces advertida, que si no aggiornaban sus modelos de negocios, prontamente podían ser, desintermediadas por las criptomonedas, pero peor aún, siendo compradas o eliminadas por las noveles Fintech y sobre todo, las Big tech, como lo anticipáramos desde este mismo medio hace varios años.

Sobre todo, porque los bancos tienen algo que no tienen las Fintech o las Bigtech: los servicios del sector bancario tradicional están cada vez más vinculados con aplicaciones no bancarias y en ese escenario empresas como Google, Amazon, Facebook o Apple cuentan con la ventaja de sus propias prestaciones y usuarios, pero no tienen las licencias y entornos regulatorios adecuados de las entidades bancarias. Entonces, lo más fácil y rápido para estas enormes compañías es entrar de lleno en él adquiriendo los propios bancos. El tiempo de desafiarlos ya pasó. Ahora pasan directamente a la acción.

Hasta ahora, especialmente los grandes bancos, habían optado por integrar firmas ‘tech’ a sus servicios. Sin embargo, la situación comienza a voltearse después de que la ‘fintech’ mexicana Credijusto adquiriera el Banco Finterra con el objetivo de ampliar su oferta de productos financieros. En Brasil, la ‘fintech’ WEEL se fusionó con el banco BS2, y no son las únicas operaciones que ya comienzan a marcar  tendencia. Actuando así, las compañías tecnológicas buscan un lugar en el negocio de la banca digital en el que están en juego 28,3 billones de dólares, según CB Insights.

Es indiscutible que la pandemia de Covid-19, en particular las medidas de distanciamiento social y el temor a la transmisión del virus a través de instrumentos de pago, ha acelerado aún más el cambio hacia los pagos digitales.  En el mundo entero, pero especialmente en la Latinoamérica rezagada, se reconoce que la pandemia provocó un cambio rápido en el comportamiento de consumidores y comerciantes y obligó a una adaptación excepcional de los diferentes actores del mercado de pagos

Para disputarse una parte de ese ‘pastel’, las ‘big tech’ son las grandes posicionadas gracias a que en los últimos años han realizado importantes inversiones. En total, durante el 2020, impulsado en parte por la pandemia del Covid 19,  esta inversión fue de unos 2.200 millones de dólares, una caída del 4% con respecto al año anterior, pero en contraste, los acuerdos bancarios, de fusión, compra o asociación,  aumentaron un 52%. Apple y Google ya se están asociando con bancos para integrar la banca en sus servicios, mientras que Amazon está buscando prestamistas institucionales para expandir sus ofertas de préstamos.

Google es el monstruo tecnológico más activo en inversiones en servicios financieros. Actualmente cuenta con la plataforma de banca digital Google Pay, en la que sus socios bancarios ofrecen cuentas de bancos internacionales como BBVA, Citi, Stanford FCU, Seattle Bank, The Harbor Bank of Maryland, State Employees FCU, BankMobile, BMO Harris, First Independence Bank, GreenDot y Coastal Community Bank, entre otros.

Facebook desarrolló un sistema de pagos para utilizar en sus aplicaciones, del cual también forman parte Whatsapp, Instagram y Portal. Además, en algunos países ha impulsado un sistema de envío de dinero a través de la plataforma de mensajería que busca competir con los desarrollos locales propios de cada banco. Por su parte, Amazon se ha asociado con diferentes entidades bancarias tradicionales para ofrecer servicios financieros. Por ejemplo, el año pasado acordó tanto con ING como con Goldman Sachs’ Marcus para emitir préstamos. No obstante, la plataforma de ‘ecommerce’ se está conformando como un propio banco desafiante y no tradicional dentro del ecosistema de su plataforma y las nuevas regulaciones le facilitan la posibilidad de ofrecer nuevos productos bancarios.

Tanto las adquisiciones, pese a que “por ahora” no son de grandes bancos, como las fusiones, les permiten a las nuevas compañías tecnológicas hacerse fácilmente con las licencias necesarias para operar como una entidad financieras, cumplir los requisitos necesarios y a la vez, integrar las capacidades tecnológicas con las que ya cuenta. De continuarse esta tendencia, el sector bancario enfrenta un cambio en su ‘status quo’ que no convence a todos. La irrupción de los nuevos competidores amenaza a la banca tradicional, que exige la misma regulación para quienes entren a participar en el sector. Con la nueva realidad soplándole en la nuca, ahora, luego de años de negación, el sector exige regulación a los nuevos competidores; pero si algo hay con la tecnología, es que esta llega primero y como casi siempre sucede, serán ellos los que impongan sus propias reglas, en un tema desconocido para la burocracia reguladora.

Días pasados, el presidente de la CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, durante su participación en la XXXVI Reunión del Cercle d’Economia, sostuvo que la digitalización está afectando a toda la cadena de valor de la banca tradicional, pero que el gran cambio se están produciendo en los nuevos hábitos de los clientes, lo que está provocando “un cambio de modelo y del marco competitivo”. Ello significa, según Goirigolzarri, que pueden entrar nuevos competidores que “legítimamente quieren romper el ‘estatu quo’ y los bancos tienen que responder”, con más inversiones o procesos de fusiones, por ejemplo.

En igual sentido, la Asociación Bancaria Argentina emitió un comunicado el 6 de Junio, señalando que  “El Central tiene que derogar las resoluciones …. que profundizaron la desregulación y promovieron la externalización de servicios y los cierres de dependencias bancarias. La banca digital, las fintech y bigtech deben cumplir las regulaciones de la actividad bancaria”, advierten.

“Quienes no aprovechen las oportunidades de Open Banking perderán, mientras que los ‘bigtech’ ganan terreno, dice Hélder Rosalino, administrador del Banco de Portugal. La disrupción requiere una regulación más proactiva”, enfatiza en un pronunciamiento hoy, mucho más conciliador que sus colegas en esta parte del continente.

Lo seguro es que es inevitable que el sistema financiero sufra cambios profundos en los próximos años, que ya se están desarrollando estos cambios y respondiendo a las nuevas demandas de una forma acelerada. Las Bigtech y Fintech ya no esperan más, directamente van y compran lo que necesitan, inclusive las codiciadas licencias bancarias y su combo regulatorio. Si estos gigantes, especialmente las Bigtech, realmente quieren dar ese paso a nivel masivo, pueden comprar un banco global de los grandes sin problema. No lo hacen porque no quieren. Sólo basta comparar la capitalización bursátil unos y otros. Y la banca tradicional ya poco podrá hacer para frenarlos. La amenaza que suponía para la banca la irrupción de las fintech empieza a ser superada por el nuevo Big Tech Banking.

About the author

Irene Gimenez

Irene Gimenez, analista internacional. Es abogada con maestría en economía y ciencias políticas. Su especialidad es el análisis económico del derecho. También tiene especializaciones en temas financieros, tecnología y globalización. Su preferencia hoy día es analizar el impacto de los desarrollos bajo tecnología Blockchain y el impacto que ello generará en las próximas décadas.

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