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China es la llave para Venezuela

Con el perdón de mis amigos chavistas, Hugo Chávez y Nicolás Maduro van a pasar a la historia como dos de los gobernantes más irresponsables en toda la historia latinoamericana, tras haber malgastado el boom económico más importante de la historia de Venezuela, han dejado un país en hiperinflación, súper endeudado, al borde de una guerra civil y que pronto va a ver cómo sus recursos naturales más preciados, como el petróleo y el oro, quedan en manos de potencias extranjeras.

Porque ese boom, lejos de usarlo para modernizar la economía venezolana, lo usaron para sufragar gastos sociales de manera clientelista e insostenible. En lugar de modernizar la sobreprotegida y mercantilista industria venezolana, se dedicaron a ahogarla con controles de precios y salarios y regulaciones, así que es poco lo que pueden recaudar en impuestos del sector privado. Hugo Chávez puso todos sus huevos en el sector estatal financiado por el petróleo. Y se gastó todos sus ingresos en gastos sociales, no se ahorró, no se reinvirtió ni siquiera en la empresa petrolera estatal venezolana, PDVSA, lo que hace el petróleo venezolano cada vez más difícil de extraer y refinar.

Hugo Chávez es el resultado final del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez y el madurismo es el corolario del Chavismo. Venezuela es un país que imaginó su riqueza. Y ahora esa riqueza extractiva imaginaria puede quedar en manos extranjeras. Lo cual irónicamente puede ser una bendición para Venezuela a largo plazo. Porque haber tenido una economía extractiva basada en petróleo, y en menor medida en otros minerales le hizo mucho daño a la democracia venezolana. Simplemente dieron al estado, a los políticos y a sus socios en la empresa privada, un peso desproporcionado en la economía venezolana en perjuicio del contribuyente ordinario. Permiten a los gobiernos llevar a cabo políticas antieconómicas en perjuicio del desarrollo del resto de la economía y permiten imaginarse que siguen siendo ricos sólo porque los precios de la commodities están altos.

Aún durante los booms económicos venezolanos, todos los gobiernos de Venezuela, los adecos, los copeyanos, los chavistas, mantuvieron gastos económicos deficitarios, o sea que nunca lograron que el estado venezolano gastara lo que recibía en ingresos y siempre mantuvieron déficits que tapaban con deuda externa e imprimiendo dinero. El gran pecado del chavismo fue básicamente exagerar esta tendencia durante el boom económico y mantenerla luego que el boom terminó, lo que ha provocado dos cosas. La primera es una hiperinflación, producto de tratar de cubrir déficits fiscales a punta de imprimir dinero y la segunda, un aumento de la deuda externa con bancos de inversión de alto riesgo como Goldman Sachs que ha comprado bonos venezolanos y con países como China y Rusia cuyos bancos estatales hacen préstamos políticos que saben que el deudor irresponsable es muy probable que no pueda pagarles la deuda en el futuro, pero que no importa realmente, porque en realidad lo que les interesa es ejecutar la garantía o esclavizar al deudor.

Goldman Sachs por ejemplo, sabe que es dudoso que pueda cobrar todos los préstamos de alto riesgo que le ha hecho a Venezuela, país que los ha usado más que todo para pagar gastos corrientes y no para hacer inversiones, pero eso realmente no es lo que les importa. Goldman Sachs calcula que con las elevadas tasas de interés de los bonos venezolanos que son de alto riesgo puede tener ganancias en unos tres años aunque la deuda no se pague, y por supuesto puede irse contra las refinerías que cuenta PDVSA en los Estados Unidos y el Caribe como garantía. Los rusos que vendieron cuantiosas armas a crédito como semiobsoletos tanques T 72B1 y modernos cazas Sujoi 30, obuses 2S19, misiles S 300 y vehículos blindados de transporte de tropas. Además se gestionó la fabricación bajo licencia del AK 103 en Venezuela. O sea que se usó la deuda rusa para comprar equipo militar a Rusia, con garantía en el oro venezolano, tanto las reservas del Banco Central como las posibles explotaciones mineras futuras. Una deuda que Rusia no piensa condonar.

Con China básicamente se ha contraído una deuda todavía más grande que muchos calculan en 50 mil millones de dólares. Los chinos básicamente están sufragando el costo de mantener el gobierno venezolano funcionando. Crucialmente permiten que los militares y funcionarios de seguridad del estado reciban su cheque y sus alimentos a tiempo. Pero todo el que ha lidiado con chinos sabe dos cosas, la primera es que a los chinos no les gusta dar fiado. Así que van a pedir alguna garantía. La segunda es que los chinos suelen usar la servidumbre personal como pago de deudas. Es una de las maneras como las mafias chinas financian el tráfico de personas. Te hacen el favor de financiarte, pero a cambio de eso vas a tener que trabajar para ellos para pagar la deuda. Y más o menos eso es lo que van a hacer los chinos con Venezuela. Van por el petróleo. Esa es la garantía de sus préstamos. Para crecer la economía china necesita recursos, y el petróleo es el más importante por ahora. China quiere petróleo de todos lados porque a diferencia de Rusia y los Estados Unidos no tienen petróleo propio así que lo van a conseguir como puedan. Y Venezuela de una manera u otra ha comprometido la producción futura de petróleo con China así como los yacimientos sin explotar.

Es poco lo que la oposición venezolana puede hacer. Fuera de Venezuela la gente ve el conflicto venezolano como una pelea entre la izquierda y la derecha cuando en realidad es una pelea entre socialdemócratas keynesianos versus el populismo marxista del chavismo. Ninguno de los dos grupos cuestiona los fundamentos extractivos de la economía venezolana. Solo cuestionan su distribución y los métodos. Por ejemplo, los políticos opositores al chavismo se oponen en su mayoría a la dolarización y a la eliminación del Banco Central de Venezuela (BCV) pese a que éste nunca controló la inflación ni antes ni después de Chávez. Pero el pueblo venezolano está dolarizando de facto porque no le queda otra. Y el hecho de que el oro del BCV y otras reservas terminen en manos de Rusia y demás acreedores, hace que el BCV sea muy débil en el futuro. Lo mismo pasará con el modelo extractivo financiando una política de substitución de importaciones. Con el petróleo comprometido con China y con la oposición necesitando el apoyo de China, que es la única que tiene el poder suave de echar a Maduro y sus secuaces del poder, es probable que la oposición venezolana o el chavismo, terminen aceptando el control de facto de China sobre el petróleo venezolano. Así que Venezuela debe dejar hacer que su economía dependa solo del petróleo por fin. Sólo los chinos tienen la habilidad para decidir si el gobierno de Maduro puede o no pagar su planilla. Los chinos son los que tienen que decidir si Maduro se va o se queda. Sin el apoyo de los Chinos, Maduro cae.

Está claro que el petróleo es la clave del juego en Venezuela para China. Y a diferencia de Putin, que no tiene poder suave en Venezuela, y está demasiado lejos para ejercer el poder militar, o de Trump que tiene el poder militar y poder suave pero está limitado políticamente para ejercerlo, los Chinos no tienen poder militar, están demasiado lejos, pero tienen poder suave para hacer que Maduro se vaya o por lo menos, para decidir si queda un rato más.

¿Y eso cómo afecta a Panamá? Pues de una manera muy sencilla, ese petróleo venezolano que los chinos ambicionan tiene que pasar por el Canal de Panamá. La pregunta es si los chinos quieren jugar a respetar la democracia y el dominio norteamericano de facto en la región o bien quieren desafiar militarmente a los Estados Unidos y tener gobiernos títeres manejados por deudas como el de Maduro. Es algo que los panameños tenemos que empezar a pensar mientras nuestra Cancillería duerme y establece relaciones diplomáticas con un país que se rehúsa a firmar el Tratado de Neutralidad del Canal, les ofrece una embajada a orillas del Canal cuya neutralidad no han garantizado y parecen muy deseosos de caer en la trampa de la deuda china con un proyecto de tren que económicamente no es sustentable, que va a tener que ser subsidiado eternamente y que lo más probable que a cambio del préstamo, Panamá vaya a tener que comprar un tren chino, que será construido por empresas chinas con empleados chinos y que Panamá va a pagar capital más intereses a China por eso. Ojo con los nuevos Phillipe Buneau Varilla, que a diferencia del coronel francés, éstos son panameños.

About the author

Ricardo Soto

Ricardo Soto Barrios, abogado, especialista en políticas públicas, egresado de la Universidad Santa María la Antigua. Políticamente liberal, ha participado en muchos proyectos donde se analizan las políticas públicas de Panamá desde un punto de vista liberal y se proponen alternativas. Ha trabajado en la Policía Nacional de Panamá, el Ministerio de Gobierno, y AMPYME, además de ejercer la práctica privada.

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