Opinión Politica y Actualidad

La serpiente reptando en los paraísos

Ahora están de moda las “filtraciones de paraísos fiscales”. Los “paraísos fiscales son malos, permiten a la gente evadir impuestos en vez de pagarlos, lo que hace que los Estados no tengan dinero para gastos sociales” (de los gastos militares nadie habla). Parecería una conducta realmente nociva para la sociedad.

Sin embargo, la gente se olvida de algo, aunque el Guardián, uno de los diarios de la red de periódicos que hacen periodismo investigativo con información robada, perdón, filtrada a firmas de abogados y contadores violando las relaciones cliente/profesional, reconoce un hecho que muchos parecen olvidar. Los paraísos fiscales surgen principalmente en los años 70s del siglo pasado, aunque países como Panamá, Bermuda y Suiza ya tenían legislación pertinente, y no fue hasta los 1970s cuando se crea la actual red de paraísos fiscales.

The Guardian además narra por qué existen los paraísos fiscales en primer lugar. El Guardián explica que muchas personas tenían la necesidad de proteger sus ingresos de gobiernos dictatoriales o de gobiernos que tenían un manejo irresponsable de su moneda. Nuestra pregunta es, ¿son los gobiernos del 2017 menos dictatoriales o más responsables manejando sus monedas?

Está claro que el secreto que usaban los judíos para esconder su dinero de los nazis, luego fue usado por los nazis para esconder el dinero que le robaron a los judíos, y que posteriormente el secreto bancario ha sido usado por políticos corruptos, lavadores de dinero y otros delincuentes para esconder su dinero. Está claro que las personas que esconden su dinero en otras jurisdicciones son por razones de todo tipo. Un empresario serio o un médico tienen las mismas preocupaciones monetarias que un narcotraficante. Pero The Guardian omite algo importante. Los paraísos fiscales tienen su boom en los años 70s por dos razones importantes atribuibles a la izquierda.

La primera es el triunfo de sus políticas monetarias keynesianas, con el abandono total del patrón oro. Que crearon un caos monetario total y que tanto los Estados Unidos como en Reino Unido usaron los paraísos fiscales para inyectar divisas por la puerta trasera en sus economías.

La segunda es que a partir de finales de los 60s, los estados del primer mundo empezaron a subir los impuestos para costearse amplios estados de bienestar, cuando no militar. Las presiones tributaria y monetaria hicieron que muchas personas empezaran a usar los refugios fiscales, mal llamados paraísos fiscales por los franceses, para eludir pagar impuestos de manera legal. Como dijo Barack Obama, el problema de los paraísos fiscales “no es que lo que hagan sea ilegal, sino que es legal”.Por lo tanto los gobiernos europeos, sobre todo Alemania y Francia, que tienen, sobre todo el último, una presión fiscal enorme que puede afectar a toda la Eurozona, les han declarado la guerra en el G 20 a los paraísos fiscales. Y la guerra no es limpia. Sigue un patrón determinado. Usualmente un “fulano cualquiera”, un “Juan Pérez”, un “John Doe”,  supuestamente preocupado por los paraísos fiscales, hace una filtración al diario alemán Suddeutsche Zeitung, el cual la filtra a su vez al Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos. El problema es que los John Does probablemente no existen, sino que son hackers, ladrones de información pagados, o por billonarios o por gobiernos, con un interés en destruir los paraísos fiscales por un tema de poder recaudar más y tener control. De esa manera los periodistas investigativos se convierten en herramientas útiles de los servicios de inteligencia o billonarios de fondos mutuos como Paul Singer y/o George Soros, las caras republicanas y demócratas de una misma moneda.

En el fondo hay un duelo entre dos visiones en conflicto sobre el rol del Estado en la economía. Los economistas que opinan que el Estado debe tener un rol central en la economía opinan que los paraísos fiscales no tienen un papel económico útil y deben dejar de existir. Los economías mas liberales que opinan que la economía es principalmente un tema de ahorro e inversión privada opinan que los paraísos fiscales, o mejor dicho refugios fiscales, sirven para lo que son, refugios contra la voracidad de estados hipertrofiados y que el dinero que se fuga por esos paraísos suele terminar en los países con economías exitosas, en forma de inversiones y no de gasto público en países con economías ineficientes. De esta manera actúan como un contrapeso a la voracidad de los estados mal manejados. Por algo el dinero que se fuga a través de los paraísos fiscales vuelve a regresar a los Estados Unidos, en Reino Unido y ahora también termina en China, lo cual explica muchas cosas.

Y luego está el tema de la privacidad y la libertad. Los enemigos de los refugios fiscales quieren penalizar no solo el fraude fiscal, o sea el no pagar impuestos que legalmente se tienen que pagar, quieren penalizar la elusión fiscal o sea hacer una planificación de operaciones para pagar la menor cantidad de impuestos posibles dentro de lo ordenado por la ley. Eso es precisamente lo que quería Obama al decir que el problema con los refugios fiscales es que lo que hacen es mayoritariamente legal. Muy pronto los abogados y contadores van a terminar actuando de cobradores de impuestos en perjuicio de sus clientes, lo que ya varias de las regulaciones de la OCDE y sus propuestas a futuro presentan como clara tendencia. Por lo tanto no nos debe extrañar que para los “activistas” fiscales, o más bien para los agentes de gobiernos, las relaciones cliente/abogado o contador/abogado ya no sean sagradas. Así lo han demostrado los robos de información de los Panama Papers o de los Paradise Papers (a esos no les pusieron Bermuda Papers por lo visto).  Y los periodistas actúan como caja de resonancia de estas “filtraciones”.  El mundo futuro parece ser un mundo donde un gran hermano fiscal sepa cómo cada uno se gana cada centavo y como lo gasta. Lo que la gente no sabe es que si el Estado puede saber esto, también puede saber todos los detalles de su vida, hasta los más íntimos.Si analizamos los ataques hechos a las firmas en estas “filtraciones”, fueron robos de información muy bien planeados, hechos de manera simultánea en las oficinas de las firmas en varias jurisdicciones, lo cual implica que para ser un adolescente en el sótano de la casa de su madre, los filtradores, por no decirles ladrones, tenían acceso a programas computacionales muy sofisticados y muchas millas acumuladas para viajar.  Cabe preguntarse quiénes, aparte de gobiernos o de inversionistas de fondos mutuos que tienen inversiones billonarias en deuda soberana o en monedas como el Euro, pueden costearse el contratar y equipar a hackers tan sofisticados.

Pero parece que las cosas han cambiado un poco desde los Panama Papers; Obama ya no está en la Casa Blanca, Hollande ya no está en el Eliseo, en Alemania el SPD aparentemente ya no va a ser aliado de la Merkel.  Y los Paradise Papers aparentemente no han sido el escándalo mundial que fueron los Panama Papers aunque todavía es temprano para decirlo. En mundo del 2017 es menos receptivo al tema de los refugios fiscales que el de los Panama Papers.

Y por supuesto, hay una gran falacia que medios como The Guardian parecen no entender, el dinero no se esconde en los paraísos fiscales, el dinero regresa a donde vino. El dinero que los colombianos depositan en Panamá, termina en Colombia, en su mayoría se reinvierte. El dinero que los inversionistas norteamericanos mandan a BBV termina vía Nevada o Delaware en los USA. El Dinero que los Británicos envían a Gran Caymán y a Bermuda termina en la City of London. Lo mismo pasa con el dinero alemán en Suiza o Liechtenstein. Solo que en vez de usarse como gasto público, se usa en forma de inversiones en empresas que crean trabajos y pagan más impuestos. Porque vamos, nadie va a meter su dinero debajo del colchón en una economía como la de Gran Cayman o la de Panamá; ese dinero hay que ponerlo a producir, y para ponerlo a producir se necesita una economía grande. Los refugios fiscales se quedan más bien con los costos de manejo y con inversiones menores, pero que también generan empleos reales y sostenibles.

Así que ese dinero no se pierde en los paraísos fiscales, si la economía es saludable y apropiada para las inversiones, ese dinero va a regresar tarde o temprano. Esto es algo que convenientemente se ignora.

About the author

Ricardo Soto

Ricardo Soto Barrios, abogado, especialista en políticas públicas, egresado de la Universidad Santa María la Antigua. Políticamente liberal, ha participado en muchos proyectos donde se analizan las políticas públicas de Panamá desde un punto de vista liberal y se proponen alternativas. Ha trabajado en la Policía Nacional de Panamá, el Ministerio de Gobierno, y AMPYME, además de ejercer la práctica privada.

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