Mi definición lega de la economía es: “Cómo poner la paila con lo poco que ganamos.” Buenos economistas señalan que economía es economizar; es decir, evitar el gasto innecesario y mucho más el malgasto que ocurre cuando los gobiernos exceden las tareas y mandatos que les ha sido encomendadas. Otra definición de economía es: “La administración de la casa”; y esta definición la tergiversamos cuando hablamos de “la administración del país”, dado que el país y la casa no son lo mismo. El país no se administra, se administra la gestión del gobierno y no la vida y economía de los ciudadanos; lo cual sería caer en el socialismo o peor.
El tema economía es complejo y fácilmente derrama el alcance de un escrito como este. Pero es importante dar un pantallazo que pocas veces o jamás vemos. Por ejemplo, el gobierno de Panamá se ha tomado la administración del transporte, incluyendo carreteras y tal. ¿Corresponde eso al gobierno? ¿Está siendo administrado de buena forma económica y social?
Ya señalé que economía es ahorrar, ya que sin ahorros no hay inversión, emprendimiento y desarrollo. Pero la economía también es la búsqueda de satisfacer nuestras necesidades; y vuelve la pregunta: ¿Satisfacemos nuestras necesidades de transporte, salud, educación y tal dejando que el aparato politiquero se encargue? Luego vemos que los encargados salen a decir que la solución es confiscar para repartir; para lo cual quitan al rico (léase productivo) para dar al pobre (léase improductivo). Pero, pocos nos preguntamos por qué uno es rico y el otro pobre. Digámoslo crudamente: “Rico es el industrioso y pobre improductivo. Y, ¿de dónde el improductivo? Pues, de las escuelas gubernamentales y de la corruptela politiquera que mantiene al pueblo burlado y drogado en ignorancia y desgobierno.
La “industria” es del “industrioso”; y una de los sentidos de este término, que se ha perdido, es el de “hábil” o “ingenioso”. U… ocupado, diligente, que se toma el tiempo y el trabajo para lograr metas. La economía y la industria se ocupan del futuro, de prever lo que viene y tener no sólo mecanismos, sino reservas. El problema es que todas estas cosas requieren autodeterminación y no arreo central.
La realidad es que las necesidades humanas van cambiando con el tiempo. El mundo que conocí de joven es muy diferente al de hoy. Recuerdo a los 9 años de edad tomaba solo el bus en San Felipe para ir a mi casa en Juan Franco; hoy Obarrio. A los niños de hoy no les dejan salir a jugar al patio. Algo parecido ocurre en la industria en general. Ya los salarios no los determina la productividad sino las maquinaciones sindicales y politiqueras; y ello no nos conduce a un mundo futuro más próspero sino todo lo contrario. Ese mundo caduco nos está llevando a un colapso apocalíptico. Tal vez no queda otra.
El elemento vital que anda descarriado es la libertad. Libertad para pensar, hablar, transitar, usar o no máscaras o vacunarse. Y para ser propietarios del producto de nuestro ingenio. El problema surge cuando unos producen y otros quieren tener quitando al productivo mediante el juega vivo politiquero de subsidios y tal. Y ni hablar de los asaltos rutinarios al erario.
Lo que produce el ingenioso y productivo es de su propiedad; lo cual no es el caso en Cuba o Venezuela, en dónde la propiedad ha sido abolida. En conclusión: Una sana economía requiere una diversidad que emana del aporte de todos y cada uno. Y, un sistema que no promueva la participación o competencia sana y libre, no tiene futuro.
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