Google ha anunciado hoy un avance que podría marcar un antes y un después en la historia de la computación cuántica: ha creado un algoritmo denominado Quantum Echoes, que ejecutado en su procesador cuántico Willow logra una velocidad hasta 13.000 veces superior a la del mejor superordenador clásico para una tarea específica, y –lo más llamativo– es verificable.
¿Qué significa “verificable” en este contexto?
Uno de los grandes desafíos de la computación cuántica ha sido demostrar que los resultados obtenidos no son errores, sino que efectivamente superan lo que una computadora clásica podría replicar. Lo que hace diferente a «Quantum Echoes» es que su resultado puede reproducirse en otro sistema cuántico con iguales características, o compararse con experimentos físicos, de modo que la validez del dato no quede solo en manos de quien lo ejecutó. Esa “verificabilidad” es algo que muchos algoritmos cuánticos anteriores no tenían o tenían de forma poco práctica.
Según uno de los investigadores de Google: “Si no te puedo demostrar que el dato es correcto, ¿cómo puedo hacer algo con él?” Este énfasis es clave: la diferencia entre “supremacía cuántica” o “ventaja cuántica” y “ventaja cuántica práctica” pasa, en buena parte, por que los resultados puedan validarse con confianza.
¿Cuál fue la tarea que hizo 13.000 veces más rápido?
El equipo usó 65 qubits del chip Willow para ejecutar lo que se llama un correlador fuera de orden temporal (OTOC, del inglés out-of-time-order correlator). En términos simples, consistió en aplicar una secuencia de operaciones cuánticas hacia adelante, perturbar un qubit, y luego revertir esas operaciones con la intención de “escuchar un eco” cuántico. Esa señal revela cómo la perturbación se “propaga” o se “mezcla” dentro del sistema — un proceso difícil de simular clásicamente debido al crecimiento exponencial del estado cuántico.
Google estima que replicar esos cálculos en la supercomputadora Frontier requeriría varios años continuos, mientras que su chip cuántico lo hizo en horas. Esa diferencia de escalas es lo que permite decir “13.000 veces más rápido”.
También hicieron una prueba secundaria: usaron datos de resonancia magnética nuclear (NMR) para comparar resultados, aplicando la técnica como una especie de “regla molecular”. Esto apunta a conectar la teoría cuántica con experimentos del mundo real.
Impactos potenciales y advertencias
El avance ha sido celebrado como un hito: Google afirma que se trata del primer algoritmo cuántico verificable en hardware que supera las capacidades clásicas. Se espera que este tipo de algoritmos puedan usarse en campos como la química cuántica, descubrimiento de fármacos, ciencia de materiales, y simulaciones moleculares que hoy están fuera del alcance.
Pero varios expertos advierten que esto no es aún un “computador cuántico universal práctico”. Uno de los comentarios recurrentes es que el resultado es “estrecho en alcance” y aún queda un largo camino para lograr máquinas con millones de qubits (y corrección de errores robusta).
Por ejemplo, Winfried Hensinger (University of Sussex) señala que aunque es un paso convincente, no garantiza que todos los problemas reales puedan tratarse cuánticamente de forma fiable. Y otros comentaristas mencionan que en ocasiones avances similares han sido revertidos o relativizados por mejoras en métodos clásicos.
Otro punto es la escalabilidad: mantener la estabilidad (bajas tasas de error, aislamiento cuántico) con más qubits es muy desafiante.
Qué representa este anuncio de Google?
Este anuncio de Google representa una frontera técnica: no solo acelerar un cálculo, sino hacerlo de una forma verificable, reproducible y significativa. Es un paso hacia la visión de que los ordenadores cuánticos no sean solo curiosidades, sino herramientas utilizadas en ciencia, industria y tecnología.
Pero todavía no es el final del camino: queda demostrar estabilidad a gran escala, reducir errores, ampliar la cantidad de qubits y desarrollar algoritmos aplicables a problemas útiles. Aun así, hoy google marcó una línea simbólica importante: la transición de “teoría cuántica fascinante” hacia “instrumento cuántico creíble”.














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