El concepto de “justicia social” que hoy día pasea vagabundo por todos lados surgió a mediados del siglo XIX durante el parto del diabólico movimiento que tomó para sí el nombre de “progresivo” o “progre”. Estos espectros del engaño, alegan ser campeones de un reparto equitativo de los bienes sociales. El problema con ello está en que los bienes sociales no son cosas sujetas a repartición; no se puede repartir la vida, el pensamiento, el transitar, o el apropiarse del aire, agua, alimentos, terreno, casa sin vulnerar derechos del prójimo.
Más allá ¿qué lindo repartir bienes que otros producen? Visto así, lo que debemos procurar es la creación de las condiciones que propicien la productividad de todos. ¿Es eso lo que pide la población y hacen nuestros políticos? ¡Ojalá! Lo que hacen no sólo es aprovecharse de la ignorancia y la pobreza sino que crean las condiciones ideales para el pillaje.
Luego, tener el cinismo de decir que defienden derechos humanos. Los Artículos 25 y 26 de la Declaración Universal de los DH de las Naciones Unidas dicen: “Toda persona tiene derecho a la educación… gratuita… ¡Ajá! ¿Y qué debemos entender por “una educación gratuita”. Ciertamente que todos tienen derecho a educarse pero no a ser educados “gratuitamente”; pues igual sería agua, comida y hasta carnavales gratuitos. Nada en la vida es “gratuito”, ya que, a fin de cuentas todos terminan pagando, incluyendo los que menos tienen que resultan ser los más afectados por semejante Confisca, parte y reparte (CPR).
Y es que tan pronto fracasa CPR, quienes vendieron los engaños no dan la cara. Recién el director de MiBus en Panamá, ante la grave escasez de sus buses en las calles, sale culpar a terceros. Lo que no vemos ni entendemos es lo absurdo de dar las llaves del gallinero a los zorros.
No vemos el inmenso error de haber entregado a la mafia politiquera el control de actividades que nada tienen que ver con el gobernar; tal como agua, transporte, electricidad, educación, jamones, etc. ¿Qué mejor ejemplo que las escuelas privadas que siempre abren al comienzo del año lectivo? Y la razón es simple, las llamadas “públicas”, siendo de todos, no son de nadie y nadie las cuida o peor, son objeto del pillaje. ¿Cómo es que no vemos que el CPR es robo y empobrecimiento. No hay dinero para el Oncológico pero si para carnavales y otras vagabunderías.
Y sí, la vida puede ser muy injusta, lo cual no quiere decir que la sociedad sea injusta. La sociedad, como colectivo, no tiene la función ni la capacidad de remediar las carencias humanas. Aunque cueste entenderlo, lo mejor para ello es el buen mercado con su distribución del trabajo. Más allá está el amor por el prójimo, cualidad que es personal y no se puede delegar a los zorros del gallinero. Más aún, la población pierde el don de la caridad cuando los políticos se hacen pasar por caritativos… con el dinero ajeno.
La justicia social no nace en el Palacio de las Garzas, dado que la misma es una cualidad que debe existir y prosperar entre la población. E inmensa tristeza cuando vemos a buena parte de dicha población dispuesta a votar por quien robó y, supuestamente, dio al pueblo. Somos tan ciegos que no vemos que lo que repartió fue pobreza. La prueba la tienen en Venezuela, Cuba y otros reinos del engaño.
En fin, las cosas son como son y no como los necios quieren que las veamos.
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