La pregunta del título es análoga a preguntar si la carne chamuscada se debe a la sartén o al cocinero. O, si te diagnostican un cáncer ¿a quién vas a recurrir para la cura, a los políticos o al médico de tu elección? En el caso del COVID no hubo elección sino dictadura. ¿Cómo fue qué todos nos copiamos de China, país en el que encierran a toda su población sin el menor reparo de las consecuencias?
Y, sí, digamos que el COVID era malísimo, pero… ¿y el encierro no era malísimo y hasta peor? Esas consecuencias ya las estamos viendo en la pésima situación económica actual; lástima que la inmensa mayoría no tenga la capacidad de las “luces largas” de Omar. Vean esto: Uno de los principales estudios de todo esto lo realizó el Instituto John Hopkins en su departamento de Economía Aplicada, bajo el título de: “Literature Review and Meta-analysis of the Effects of Lockdowns on COVID-19 Mortality” (literatura de la revisión y meta-análisis de los efectos del encierro del COVID-19 en la mortalidad), en el cual se halló que en los encierros en Europa y los EE.UU. la reducción de muertes lograda fue de apenas un 0.2%.
¿Cuál es la gran diferencia entre quienes rechazamos el centralismo o el izquierdismo, y los que favorecemos la libertad? Y ¡ojo!, que no hablo de libertinaje sino de gobierno limitado a las funciones que son propias de una gobernanza sana. La diferencia está en que quienes creemos en la libertad rechazamos toda ropa de tamaño estándar para todos y toda situación. La lucha contra el COVID no tenía respuestas únicas sin muy variadas; y no me canso de insistir y repetir que la riqueza está en la diversidad.
Veamos el caso de Mendoza en Argentina, que prácticamente no cerraron ni usaron máscaras y tal; y, sin embargo, tuvieron menos enfermedad y muertes que el resto del país. La Florida es otro caso ilustrativo.
Y para ver el grado de estupidez a que pueden llegar los gobiernos, sus gobernantes y partidos politiqueros, veamos lo que ocurre hoy día en USA, en dónde su presidente, junto con el partido en el poder, o al revés, están llevándolo al desastre económico y social. O en Colombia en dónde casi la mitad de la población quiere seguir los pasos de Venezuela. Es escuchar a la secretaria del tesoro de EE.UU., Janet Yellen, que hace un año, frente al gasto desmedido del mandatario chocho, declaró: “Creo que la inflación es administrable. No anticipo que la inflación será un problema”. Ahora, el primero de junio, Yellen declara que: “Creo que yo estaba equivocada en lo de la inflación…” Ella “cree” … y todos sufrimos.
Lo que pocos parecen entender es el grado de complejidad e interacción de los actores en una economía, que al ser intervenida produce toda clase de terribles afectaciones. ¡Por favor! lean la historieta “Yo Lápiz” de Leonard E. Reed, magistral obra que nos abre los ojos a la complejidad de la división del trabajo.
También está el ‘Efecto Mariposa’ con lo cual Edwar Norton Lorenz, el matemático y meteorólogo estadounidense nos explicaba que aún los pequeños eventos en un sitio pueden tener grandes efectos por otro lado, dada la complejidad de nuestro mundo y del mismo universo. Que el aleteo de una mariposa en el Brasil puede causar un tornado en Tejas; ni hablar lo que un encierro de toda la población puede casuar más adelante.
En corto, es inaudito e inadmisible que quienes se hace pasar por “autoridades”, que deben ser atendidas y que tienen el supuesto derecho de encerrar al ganado, no entiendan el alcance pernicioso de sus actos. Y, la terrible conclusión es que estas cosas las hacen a propósito y con motivos ulteriores; es decir, para asegurar el encierro de las gallinas en el gallinero.
Creer que los subsidios y el gasto central desmedido es bueno para el pueblo pinta de cuerpo y alma a los centralistas o zorros del gallinero. Lo que necesitamos a gritos son líderes y autoridades que respeten a su gente; lo cual se traduce en enseñar a pescar y no a regalar pescado podrido.
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