El “regalierno”, como le llamo yo al gobierno regalón, empobrece a todos debido a que destruye el mercado o intercambio de bienes y servicios entre los ciudadanos; intercambio que es la base de la creación de riqueza humana.
Buenos indicadores advierten que gran parte del mundo ya ha entrado en recesión o está entrando; lo cual nos lleva a definir de forma somera la recesión como una mala asignación de los recursos económicos por dislocados intereses politiqueros o peor, por intereses de pillaje, tan comunes en nuestro patio y más allá.
Son muchos los factores que alteran el libre mercado llevándonos a ciclos recesivos; tal como cuando políticos amantes del clientelismo prometen aumentos de salario mínimo, control de precios, descuentos, subsidios y más subsidios. Como bien se ha dicho a cansancio “nada es gratis” en el regalierno y digo yo que toda carnada lleva anzuelo.
En fin, nadie puede controlar los intercambios que se dan a diario entre millones de personas en el mercado. Lo que sí pueden hacer es cambiar las reglas del juego para servir intereses bastardos que piensan les pueden favorecer para llegar puestos de poder que les permiten robar a sus anchas.
Dicho todo lo anterior, sí es cierto que la inflación ya está golpeando los bolsillos de todos; afectando más a unos que a otros ¡por supuesto! Y una vez más… “inflación” no es aumento de precios sino la pérdida del valor o poder adquisitivo de la moneda. En épocas cuando el dinero eran cosas como la sal, cacao y tal, si alguien traía cacao en cantidad de otras partes y lo tiraba al mercado, cuando intentabas pagar con él, te pedían más cantidad del mismo porque se había vuelto fácil de conseguirlo. Tan simple y tan difícil de entender.
La verdadera asistencia económica social jamás debe ser parasitaria que llega para quedarse, ya que al final todos terminamos pagándola. Lastimosamente los mercaderes de la mentira han dado por llamar “derechos” a los subsidios; lo cual es ¡absurdo! Tal como tener derecho a subsidios pero no al libre tránsito que nos quitan grupos sindicales. Todos estos son factores que inciden en la recesión y crean pobreza: el regalierno.
Luego, con cada nuevo regalón político, el gobierno sale a cacarear que debemos aumentar impuestos; con lo cual el gobierno de turno y los anteriores van tomando una tajada más grande de los panameños que realmente producen cosas y servicios de valor para destinar dichos recursos a malas inversiones y al pillaje. Lo que pocos ven es que el verdadero gasto que vale es la capacidad de gasto de la gente que es el motor de una economía sana.
Bien dijo Rothbard que todo impuesto y el gasto resultante disminuye los ahorros y el consumo por parte de auténticos productores, y pasa al supuesto beneficio parasítico de los consumidores que nada producen.” Visto así, el gasto gubernamental no es una suma cero sino una suma negativa.
Lastimosamente en Panamá demasiados creen que el gobierno es el motor de la economía cuando, en realidad, es el desastre de la misma. Panamá puede y debía ser el país más rico de América pero con la carga de maleantes que disque gobiernan… Y ¡por supuesto! que todo ello desincentiva a buen productor y convierte a muchos empresarios en coimeros ya que si no pagan los quiebran.
Sin ahorro y la inversión privada no vamos a ningún lado. El secreto de nuestro progreso está en disminuir el gasto gubernamental. ¿Cuántos candidatos a las próximas elecciones prometen disminuir el inútil gasto central?
[…] realidad poco conocida es que cuando los gobiernos subsidian, si es que es tal cosa, con ello logran más pobreza. O lo peor, es que muchos politicastros lucran […]