No se requiere una licenciatura para ser para ser exitoso en los negocios. Y, absurdo creer que los funcionarios públicos del MEDCA sabrán cómo desarrollar el espíritu empresarial en sus estudiantes. Lo que sí lograrán infundir en ellos es el desorden que hoy día han estado promoviendo en los cierres de calles. Debemos ver y entender que no puedes entrenar a una persona a ser empresario; y menos en el país del “no a la privatización”, en el cual el gobierno lo tenemos metido hasta en nuestros retretes. En fin, el emprendimiento es una actividad social de distribución del trabajo productivo entre la comunidad; lo cual no se logra cuando dicho intercambio es secuestrado por los gobiernos. La interacción social se da primariamente en la familia, el barrio y tal; pero la función gubernamental primaria es la de dar la seguridad necesaria para que pueda prosperar la actividad social; lo cual se pierde cuando los gobiernos dejan su rol de árbitros para volverse perversos actores en el mercado.
La realidad a menudo deambula por curiosos laberintos. Imagínense que personajes como Steve Jobs, Bill Gates, Elon Musk, Richard Branson, Jeff Bezos y empresarios exitosos en Panamá tienen en común y quedarán muy sorprendidos. Nos cuenta Douglas French del Mises Wire, que Branson sufría de dislexia y fue malísimo en la escuela, tal como lo fui yo, que como Branson, no me gradué de la Universidad; aunque no se me ocurre compararme con él. Steve Jobs desertó la universidad, lo mismo que Bill Gates. Y el caso de Bezos que se graduó de ingeniero eléctrico. U Oprah Winfrey quien ganó tres Emmy antes de graduarse.
En mi caso, tuve la oportunidad de involucrarme en una gran cantidad de actividades no sólo empresariales y gubernamentales, aviación, educación, actividades marinas, en el arte de la pintura, la poesía, la composición de canciones, cocina, la escritura, y muchas otras más. Suelo contar que luego de pintar no tan mal con carboncillo, un día me encontré con un libro de como pintar a carboncillo y lo leí todo, pero… curiosamente, ya en la práctica y por cuenta propia había aprendido prácticamente todo lo que el libro enseñaba; lo cual me trae a mente el caso del empresario Booker T. Washington, un negro nacido esclavo que, entre muchas otras, aprendió a leer y escribir solito.
Lo otro que me ha quedado luego de tantos caminos trillados es que mis actividades no siguen caminos trillados por otros sino que aprendí por mi cuenta, a mi ritmo y entusiasmo. Es como lo que me ocurrió al ir a registrar mis canciones y una funcionaria me preguntó cuál era el género de mis canciones; le dije: “Ni idea”, déjeme consultar con mi hijo, que es compositor graduado de la U de Carolina del Norte. Cuando le pregunté, estaba con otro profesor de música y se pusieron a discutir el genero de mi música, y hasta el día de hoy no concuerdan. Le dije a la funcionaria… “típico” y ¿vaya usted a ver que es típico. Típico mío, será.
En fin, el buen empresario actúa frente a frente a lo desconocido; tal como mi padre, Irving Bennett, que montó en Novey la primera ferretería en Panamá y probablemente en toda Latinoamérica que sacó toda la mercancía de los depósitos y la expuso a la clientela. Lo curioso es que cuando lo propuso a los socios, estos, junto a muchos amigos le advertían: “Irving, no puedes hacer eso, te van a robar todo.” No fue así y el primer año Novey cuadruplicó sus ventas. ¿Crees que en el MEDUCA enseñan eso?
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