Desde el viernes 26 de Mayo, comenzamos a publicar como sección especial semanal, poemas extraídos de libros inéditos aún, del prolífico autor John Bennett, cuya pluma en este campo es realmente admirable. La combinación entre una mirada irónica y aguda de la realidad socio-política y la concatenación de las palabras producen estas pequeñas maravillas que invitamos a disfrutar. Esta semana, De la Vida y las pasiones, que pertenece a la obra: El Mundo Mío que es Tuyo, firmada por Juan Alejo, en Panamá 1998 – 2023.
De la vida y las pasiones
Al pasar los años, en un buen día de esos que suceden con un ritmo desbocado, nos vamos dando cuenta que las pasiones de lujuria se quedaron trabadas en los espineros del camino, tal como el pañuelo de un vaquero que cabalga en el bosque. De pronto, comenzamos a ver el mundo a través de lentes que perdieron el empaño del lascivo y húmedo aliento del calor de la juventud. Y, nos sorprendemos de esa inocencia que nos derramó en cascadas como las rápidas corrientes de un río de montaña. No queríamos remansos. Queríamos torrentes vestidos de espumas rugientes. Sí, habrá sido un desenfreno fértil, pero el suelo fértil también favorece las malezas de perfidia. Nos entretenemos pensando lo que haríamos si nos diesen otra oportunidad, para corregir tantos desvaríos. Pero… ¿acaso sería lo mismo cuando ya se ha perdido el acicate de hormonas desbordadas en el ardiente torrente sanguíneo? Lo dudo… Pareciera que la vida del joven se viste de inocencia y descaro. Y no dudo de que estas cualidades, aunque sean peligrosas, también dan el impulso animado de la confusa faena de la vida deseosa de sí misma. Ahora, sentado, mis recuerdos se escabullen entre los laberintos del tiempo que se nos escapó, en el cual buscamos afanosamente para entender dónde fue que se extravió nuestra inocencia.
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Amor comprometido
¿Cómo fue que se rasgó el velo de nuestra inocencia?
¿Y a dónde se ha ido a esconder la vergüenza?
¿Cómo fue…?
¿Acaso fue una noche tormenta?, cuando el orgullo pudo más que la razón.
O quizás fue una tarde de perfidia, aburrido el corazón…
No sé cómo fue…
Ahora, ya apachurrado el tiempo me pregunto: ¿Cómo fue?
Creo que fueron las fiebres de abril
O quizás las hojas prendidas del otoño
Esas que hoy el viento esparce por el suelo de nuestras memorias.
Ahora…
Ahora que la lujuria se la ha llevado la corriente del tiempo
Ahora busco razones en mis tardes de soledad
Y en el silencio escandaloso de las noches que no terminan.
¿Cómo fue que el amor pasó justo a nuestro lado sin darnos cuenta?
Que la juventud y la arrogancia van tomadas de la mano.
Que con el pasar de los años el cerebro va subiendo en el cuerpo.
No, no crean que las pasiones se apaguen como el fuego muerto de hogar
Pues bajo las blancas cenizas todavía arden los rescoldos del delirio.
Quizás fueron las ardientes llamaradas de la crepitante hoguera
Que nos deslumbró en sus calores y colores del alba encendida.
Hoy, que el viejo calendario de la pared ya se queda sin hojas
Hoy, me pregunto cómo fue…
Y con ternura trémula, te veo pasar con pasos lentos
Y se confunde en mí el sentimiento procaz y la pasión del ocaso encendido
Luego…
Siento que asoma al umbral de mis ojos una lágrima
Porque a mis años, por fin, he aprendido a amar.
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