Un detalle interesante, el movimiento por la factura electrónica es principalmente latinoamericano. Es una de esas innovaciones latinoamericanas de la cual preferiría no oír.
Existe una razón especial por la cual los países civilizados donde se respetan los derechos individuales no han implantado sistemas de factura electrónica. Porque la factura electrónica es una manera muy invasiva de meter al estado, y por lo tanto a los funcionarios y políticos en la vida diaria de las personas.
El IRS gringo puede pedir Fatcas, o meter a la gente presa por evadir impuestos, pero nunca se va a meter a tratar de centralizar todas las transacciones ajenas en sí mismo. Los votantes nunca lo permitirían.
En América Latina no tenemos esta cultura del individuo y de restricción de los poderes del Estado.
Somos una mezcla rara de individualismo antisocial de “yo primero y los demás que se vayan al diablo” mezclado con un contradictorio culto al Estatismo. El estado es bueno “mientras sirva mis intereses individuales!.
Por eso no vemos raro que los políticos y funcionarios fiscales quieran meter al estado en nuestras vidas particulares. Porque con una factura electrónica todos los negocios pasan por los servers del Estado, el cual ahora puede cruzar información. Una vez lo haga solo le queda pedir que elimine el efectivo. Y luego podrá tener un control total de la vida de las personas. Podrá saber cuánto ganas y en qué lo gastas y lo podrá saber de cada persona.
Herman Goering, líder nazi, apoyaba al control de precios no porque era mejor económicamente, sino porque era una manera de meterse en la vida privada de la gente. Así lo decía cándidamente y sin tapujos. Por suerte el líder nazi no conoció las computadoras modernas, sino hubiera apoyado medidas como la facturación electrónica centralizada por el Estado y la eliminación del dinero físico.
Con la facturación electrónica se puede invadir la vida privada de las personas de una manera que Goering nunca hubiera soñado. Poder saber qué se vende, en qué cantidades, y posiblemente a quién se lo vende. El Gran Hermano te vigila.
Este es el gran peligro que los partidarios de la facturación electrónica no quieren ver, pese a que ya vimos con Cucalón y Martinelli lo que puede hacer una persona inescrupulosa a cargo de la DGI.
¿Pero pensamos que los vienen después serán mejores? Vamos, parece que en Panamá somos incapaces de aprender. Estamos a punto de crear un monstruo y ofrecerlo a los políticos de turno para que lo usen como quieran.
Parece que la privacidad, el derecho a la intimidad y la libertad personal no parecen ser parte de nuestra cultura. Y esto es lo más preocupante.
Add Comment