La noticia es potente: OpenAI, Anthropic y Block han lanzado, bajo el paraguas de la Linux Foundation, la Agentic AI Foundation (AAIF), una organización destinada a fijar estándares abiertos para los agentes de IA. A esta iniciativa se han sumado gigantes como Google, Microsoft y Amazon Web Services como miembros destacados.
La idea declarada suena muy razonable: construir protocolos comunes para que los agentes de IA —sistemas que actúan en nombre del usuario, toman decisiones y ejecutan acciones— puedan funcionar entre plataformas, sin quedar encerrados en soluciones propietarias incompatibles. OpenAI, Anthropic y Block han donado tecnologías clave:
- Model Context Protocol (MCP) de Anthropic, para conectar agentes con datos y herramientas externas.
- AGENTS.md de OpenAI, un formato para explicar a los agentes cómo operar sobre un proyecto de software.
- Goose, el framework de agentes de Block.
Todo ello se coloca en una “casa común” gestionada por la Linux Foundation, con el objetivo explícito de evitar un futuro de ecosistemas fragmentados y jardines vallados donde cada gran empresa encierra a sus usuarios.
Por qué esto importa desde una visión liberal clásica
Para cualquier liberal que valora mercados abiertos y competencia, la cuestión de los estándares es central. La historia de Internet lo demuestra: protocolos abiertos como TCP/IP o HTTP permitieron que cualquiera pudiera innovar sin pedir permiso, generando una explosión de creatividad difícil de imaginar bajo un modelo de plataformas cerradas.
En principio, un estándar abierto y neutral:
- Reduce el lock-in: el usuario puede moverse entre proveedores sin “perder” sus agentes, datos o herramientas.
- Baja barreras de entrada: una startup puede implementar el protocolo y competir en igualdad técnica.
- Aumenta la libertad del desarrollador: se programa contra interfaces documentadas, no contra APIs opacas sujetas a cambios arbitrarios.
Desde esa óptica, que la próxima generación de agentes de IA se base en protocolos abiertos y gobernanza compartida parece alineado con una economía más libre que la alternativa de plataformas cerradas y totalmente propietarias.
El lado oscuro: cuando el estándar se convierte en cártel
Pero la mirada libertaria también obliga a desconfiar de las concentraciones de poder, incluso cuando vienen envueltas en lenguaje “open”. Que los estándares estén alojados en la Linux Foundation y formalmente abiertos no elimina varios riesgos:
- Cártel de facto: si los grandes jugadores fijan los estándares y todo el mundo se ve empujado a adoptarlos, pueden diseñarlos de forma que refuercen sus ventajas (capacidad computacional, acceso a datos, integración en la nube, etc.).
- Regulación por la puerta de atrás: una vez establecidos, los gobiernos pueden convertir esos estándares “voluntarios” en requisitos legales o cuasi obligatorios, elevando las barreras de entrada para los pequeños.
- Soft capture del open source: aunque el código sea abierto, la agenda la marcan los actores con más ingenieros y presupuesto. Los independientes pasan de ser coautores a meros contribuyentes marginales.
En otras palabras: estándares abiertos sí, pero no monopolios “open” bendecidos por el Estado.
Qué defender desde una agenda liberal
Esta alianza es una ocasión estratégica para empujar un modelo de IA más descentralizado, que se defiendan principios de libertad y competencia:
- Que los estándares sean realmente voluntarios y no incorporados coactivamente en regulación.
- Que exista competencia entre estándares y derecho a bifurcar (fork) si la gobernanza se politiza o se captura.
- Que la interoperabilidad se use para empoderar al usuario, dándole control sobre sus datos, modelos locales y elección de proveedores.
Si la Agentic IA Foundation termina siendo algo parecido al “W3C (El World Wide Web Consortium) de los agentes de IA”, con protocolos abiertos que cualquiera puede implementar, habrá contribuido a una infraestructura más libre y competitiva. Si, en cambio, se convierte en un filtro obligado para operar en el mercado y un instrumento de consenso entre grandes corporaciones y reguladores, será un nuevo capítulo de concentración de poder… esta vez, en nombre del “open”.














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