Se suponía que los bancos centrales iban a terminar con el ciclo de boom y desplome, en cambio, lo agravaron.
Los políticos crearon el sistema de Reserva Federal de Estados Unidos en respuesta a la crisis de Knickerbocker de 1907, cuando las acciones cayeron un 50 por ciento durante un período de tres semanas y el sistema financiero se paralizó. Este nuevo sistema centralizado, con la Reserva Federal como prestamista, en última instancia pretendía terminar definitivamente con los ciclos de auge y caída.
Después de más de 100 años de muchas subas y bajas, se puede decir con seguridad: que la Reserva Federal fracasó en su intento por prevenir desplomes catastróficos, como la Gran Depresión del 1930 o la Gran Recesión de 2008. Pero no sólo no logró impedirlos, sino que el Sistema de Reserva Federal y la banca de reserva fraccionaria – en la práctica de mantener solamente reservas equivalentes a una fracción de las obligaciones de un banco – fueron los que causaron estas subas y caídas.
Una vez más la crisis
Todas las crisis bancarias, antes y después de la fundación de la Reserva Federal, son crisis crediticias. Los bancos emiten créditos sin respaldo para financiar préstamos para la inversión en capital físico, como hipotecas y fábricas.
Contrariamente a la banca de reserva completa, estos préstamos no están respaldados al 100 por ciento por oro y se crean de la nada, proporcionando un mal incentivo para que los bancos aumenten el crédito para proyectos no económicos durante el boom y cobrándoles intereses. No sólo los proyectos son antieconómicos – piense en la crisis de las hipotecas de alto riesgo (subprime) que desencadenó la Gran Recesión de 2008 -, sino que la estructura de incentivos, lleva al alza de precios y a una mayor demanda en la fase de suba; al mismo tiempo crea un exceso de oferta, lo que marca el comienzo de la caída de precios. Una vez más, los bienes raíces son un buen ejemplo.
La ley económica del reflujo normalmente llevaría a los depositantes a retirar su dinero o exigir dinero en oro, lo que llevaría al banco a la quiebra como castigo por otorgar préstamos en exceso o préstamos a malos proyectos.
Sin embargo, debido a que el gobierno – antes como ahora – permite el pago de impuestos con dinero emitido por los bancos, rescata a los bancos cuando están en problemas y también garantiza los fondos de los depositantes. El incentivo para retirar dinero y exigir el pago en oro se reduce o se elimina por completo.
A principios del siglo XIX un ciclo de subas y caída, hizo que los gobiernos (federal y estatal) eximieran a los bancos de la obligación de canjear por oro, sus notas creadas privadamente; otorgándoles un valor artificial al obligar a la gente a pagar sus impuestos usando las mismas notas.
La circulación de billetes de banco, aumentó un 87 por ciento de 1812 a 1816 y las reservas de metales preciosos cayeron un 9 por ciento. Este fue el boom inflacionario.
El boom se vio exacerbado por otro banco de propiedad privada autorizado por el gobierno federal llamado Second Bank of the United States (1816), que financió un préstamo imprudente de muchos bancos pequeños al final del ciclo de auge, lo que condujo a la primera depresión real de Estados Unidos.
“A partir de julio de 1818, el gobierno y el Banco de los Estados Unidos (BUS por sus siglas en inglés) comenzaron a ver en qué situación desesperada se encontraban; la enorme inflación de dinero y crédito, agravada por el fraude masivo, había puesto al BUS en peligro de hundirse y de manera ilegal no pudo mantener los pagos [de metales preciosos]. Durante el año siguiente, el BUS comenzó con una serie de enormes contracciones, reducciones forzadas de préstamos, reducciones de crédito en el sur y el oeste. … La contracción del dinero y el crédito trajo rápidamente a los Estados Unidos su primera depresión económica y financiera generalizada. Había llegado a los Estados Unidos el primer ciclo de “auge y caída” a escala nacional. … El resultado de esta contracción fue una ola de incumplimientos, bancarrotas de empresas y fabricantes, y una liquidación de inversiones poco sólidas durante el auge “, escribeMurray Rothbard en “Mystery of Banking”.
La centralización de la banca y la gestión de las tazas de interés en manos de unas pocas personas en la Reserva Federal, no mejoró este sistema de incentivos, sino que agravó los incentivos ya defectuosos.
Una historia de crisis
Todo esto se suponía que iba a mejorar con el Sistema de Reserva Federal que empezó a funcionar en 1914. Sin embargo, debido a que el sistema aplica los mismos principios que condujeron a un boom del crédito, los resultados sólo podrían ser los mismos.
La Fed no solo podía imprimir dinero sin respaldo en oro, sino que sus bancos miembros podían emitir aún más préstamos utilizando sólo un poco del dinero de la Fed depositado como reserva.
El gobierno federal también hizo que la Reserva Federal emitiera una oferta legal que proporcionara una demanda artificial de las notas impresas. Entonces, como ahora, tanto los estados como el gobierno federal aceptan pagos de impuestos solo en dinero emitido por bancos privados.
Debido a que la convertibilidad en oro se debilitó y se eliminó completamente en 1971, el siglo de la Reserva Federal ha sido un siglo de crisis financieras.
La Reserva Federal financió el boom de la Primera Guerra Mundial en la segunda década del siglo XX sólo para causar la “Depresión Olvidada” de principios de la década de 1920, al restringir el crédito después de la guerra.
Después de que esta recesión terminara, la Reserva Federal relajó la política que condujo a la burbuja crediticia de los años veinte. Luego, en agosto de 1928, la Reserva Federal revirtió su política de expansión, vendió sus bonos del Tesoro y subió las tasas de interés. Esto causó que el dinero se contrajera y dio paso a la Gran Depresión.
En comparación con la Gran Depresión, el pánico por la pérdida del 50 por ciento en el mercado de valores de 1907, fue un paseo por el parque. En 1929 las acciones cayeron 86,1 por ciento desde un punto a otro y Estados Unidos solo pudo escapar finalmente de la depresión, debido al gasto del gobierno en la Segunda Guerra Mundial.
Ajustadas por la inflación, las acciones perdieron más de la mitad de su valor en el mercado bajista de la década de los 70. A medida que la economía estuvo por dos años contrayéndose y las tasas de inflación se dispararon en dos dígitos la Reserva Federal y sus bancos miembros habían financiado la suba del gasto gubernamental en armamento y mantequilla…
Y solo después de que la Reserva Federal declaró oficialmente la victoria sobre el ciclo económico, tras 25 años de leves recesiones (desde 1982 hasta 2007), la Gran Recesión de 2008 hizo recordar a los planificadores centrales que la banca de reserva fraccionaria inevitablemente conduce al auge y caída.
La Fed impulsó el alza de las punto.com y luego el boom inmobiliario con tasas de interés récord. Los bancos dieron las gracias y aprovecharon la protección del gobierno a través de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC por sus siglas en inglés) para emitir billones de dólares en préstamos incobrables para hipotecas a prestatarios de alto riesgo.
Cuando la burbuja finalmente estalló, gracias a que la Reserva Federal elevó las tasas de interés al 5,25 por ciento, todo el sistema financiero necesitaba ser rescatado por la propia Reserva Federal y el gobierno federal.
Cui Bono (¿Quién se beneficia?)
Debido a los malos incentivos del sistema, uno se pregunta ¿Por qué no hemos vuelto a un simple método en el que los malos actores sean castigados, los bancos malos quiebren y por lo tanto, los otros bancos se vean obligados a mejorar su rendimiento?
Tal vez encontremos la razón en un dicho comúnmente atribuido al poderoso banquero del siglo XIX Meyer Amschel Rothschild: “Permítanme emitir y controlar el dinero de una nación, y no me importa quién hace sus leyes”.
El Sistema de Reserva Federal privado crea el dinero y las reservas del sistema financiero presionando solo un botón. Bancos privados – protegidos por el gobierno – emiten billones de millones de dólares en créditos.
Así que no es de extrañar que las entidades que “emiten y controlan el dinero” de los Estados Unidos nunca sean castigadas e incluso se beneficien generosamente de los ciclos de auge y caída.
“El poder viene en muchas formas, pero lo más decisivo a través de los siglos es el poder de otorgar o retirar crédito”, escribe James Nolt en “Economía Política Internacional”.
Hay “puntos culminantes durante los cuales la economía puede inclinarse hacia un lado o el otro, dependiendo del poder relativo de los osos y toros”, como sucedió en septiembre de 1929 y 2008 escribe Nolt.
Los bancos tienen el control en estos momentos cruciales, ya que pueden aumentar o disminuir el crédito (o el dinero) en los momentos decisivos. Pueden configurar un desplome pero también pueden iniciar un auge.
Debido a que estos expertos tienen previo conocimiento de los eventos por venir, pueden posicionarse en consecuencia. Aunque también hay ganadores y perdedores dentro del sistema bancario, siempre son los jugadores más grandes los que se benefician a expensas de los más pequeños.
Demasiado grande para caer
En el caso del Second Bank of the United States, se trataba de saber si sus accionistas recibirían un golpe o si el resto de la economía caería en recesión.
“El Banco, como mayor acreedor [de los bancos estatales], tenía dos alternativas: podía cancelar sus deudas, lo que por supuesto, acabaría con el capital contable y daría lugar a la quiebra, o en cambio, podría forzar a los bancos estatales a cumplir con sus obligaciones, lo que significaría la quiebra de la mayoría de los bancos estatales. No hubo ninguna duda sobre la elección. … La presión ejercida sobre los bancos estatales desinfló drásticamente la economía, y a medida que se debilitaba la oferta monetaria, el país se hundía en una grave depresión”, escribe Herman Krooss en “Historia Documental de la Banca y la Moneda”.
James Nolt describe, cómo las grandes empresas japonesas que controlaban los bancos más grandes de la nación, utilizaron su poder para quebrar y absorber a los competidores más pequeños, lo que condujo a la crisis financiera de 1927.
“Un día, los grandes bancos controlados por los Cuatro Grandes, recortaron la línea de crédito a sus competidores y adversarios en rápido crecimiento. Exigieron el pago, cuando eso no estaba por suceder; obligaron a varios de los nuevos conglomerados más grandes de Japón a declararse en bancarrota. Los Cuatro Grandes se beneficiaron poderosamente. Debido a que muchos inversionistas comunes entraron en pánico, sin saber qué bancos estaban expuestos a los grupos en crisis, los depósitos fluyeron de decenas de bancos menores hacia los bancos más grandes, que se creía que eran seguros. En cuestión de meses, estos grandes bancos duplicaron su participación en el total de depósitos de Japón, pasando de aproximadamente una quinta parte a dos quintas partes”.
La Reserva Federal tampoco tuvo reparos en recomendar a sus bancos miembros liquidar las tenencias de acciones en febrero de 1929, al igual que reforzó la política. Paul Warburg, socio de Kuhn, Loeb & Co., asesoró a los accionistas de su International Acceptance Bank. Por supuesto, los grandes jugadores como John D. Rockefeller, J. P. Morgan, Joseph P. Kennedy, Bernard Baruch, Henry Morgenthau y Douglas Dillon, salieron a tiempo.
Es importante resaltar que en la década de 1920 no todos los bancos eran miembros del Sistema de la Reserva Federal y muchos de esos pequeños bancos no miembros fueron absorbidos por los bancos más grandes que tenían el capital para sobrevivir al colapso. Los jugadores más grandes como JP Morgan y Kuhn Loeb, pudieron fagocitarse de acciones y otros activos a bajo precio hasta que la liquidación terminó en 1931.
Esto es esencialmente lo que sucedió en 2008. Los bancos más grandes y conectados como JP Morgan Chase & Co., Goldman Sachs, Morgan Stanley y Bank of America no sufrieron grandes daños gracias a un rescate masivo por parte del gobierno de los otros jugadores más débiles, y que los bancos más grandes daban por hecho. Ellos, como Warren Buffet, sabían que “el Congreso haría lo correcto”, como dijo en una entrevista de CNBC en 2008, antes de que el infame Programa de Alivio de Activos en Problemas, se aprobara en octubre de ese año.
Los jugadores más fuertes, entonces devoraron a rivales más pequeños como Bear Stearns y Merrill Lynch con la ayuda del gobierno. A Lehman Brothers se le permitió quebrar, pero sus buenos activos fueron vendidos a Nomura Holdings Inc. y Barclays del Reino Unido.
Los otros como Citigroup fueron salvados por el gobierno con sus ejecutivos conservando pagos de bonificaciones récord del período del boom.
La historia del dinero y la banca contiene muchos más ejemplos como los anteriormente citados. Y en el futuro también será así, hasta que la gestión del dinero no vuelva a descentralizarse y el gobierno no permita crear malos incentivos y los malos actores se vean obligados a asumir la responsabilidad de sus acciones.
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