En una de las universidades más prestigiosas de China, tener un buen desempeño en la tesis o disertación final no será suficiente para graduarse con honores.
Recientemente se filtró en internet un documento de los administradores de la Universidad de Tsinghua en Beijing, la número 30 en el listado mundial de universidades de Times Higher Education.
Según Liu Yinquan, un ex profesor de historia en la Universidad Shandong y actual jefe ejecutivo de Alianza China contra la Persecución Política, la nota indicaba que los estudiantes debían ser evaluados según cómo se alineaban sus puntos de vista con los del Partido Comunista Chino (PCCh).
Liu dice que el régimen está preocupado de que la siguiente generación de jóvenes ya no crea en el régimen comunista, y que por lo tanto está fortaleciendo el adoctrinamiento político. El propósito es convertir a los intelectuales en gente que defienda el sistema comunista, recalcó.
“Pero la opinión pública ya está cambiando”, dijo Liu. “La gente ya conoce la verdad [sobre el PCCh] por internet y al comunicarse con los que viven fuera de China”.
El concepto de “evaluaciones políticas” se remonta a la Revolución Cultural, cuando se les requería a los chinos mostrar abiertamente su fervor y lealtad hacia el partido, y denunciar a los que no lo hacían. La gente que pertenecía a lo que Mao designó como “las cinco categorías” (propietarios de tierra, campesinos ricos, contrarrevolucionarios, malos elementos y “derechistas” enemigos de la revolución) eran perseguidos. Mientas, los altos mandos del partido gozaban de prestigio en la sociedad, aunque también podían ser sometidos a “sesiones de lucha” si eran denunciados.

Luego de que la masacre de la Plaza Tiananmen puso fin a las protestas por la democracia en 1989, las universidades ajustaron las evaluaciones políticas a los estudiantes. Aquellos que fueron parte activa del movimiento democrático fueron castigados: a los estudiantes de otras provincias que estaban estudiando en Beijing los hicieron regresar. Aquellos a quienes les habían asignado compañías prestigiosas para trabajar después de graduarse se quedaron sin esas oportunidades.
Desde entonces, se ha desalentado activamente a los estudiantes expresar sus opiniones libremente. En mayo de 2013, el profesor Zhang Xuezhong de la Universidad Normal del Este de China en Shanghai, reveló en una publicación online que las autoridades centrales advirtieron sobre siete temas innombrables: valores universales, libertad de prensa, sociedad civil, derechos civiles, fallas históricas del PCCh, las actividades burguesas de poderosos funcionarios del partido y la independencia judicial.
En enero de 2015, el jefe del ministerio de educación, Yuan Guiren, dijo en una conferencia nacional para universidades que había “tres cosas no permitidas” en el salón de clase: a los estudiantes no se les permite tener opiniones que mancillen al socialismo; opiniones que violen la constitución y las leyes del PCCh y no se les permite a los maestros expresar descontento o quejas.
En diciembre de 2016, el ministro asistente Shen Xiaoming hizo aún más explícitas las intenciones del régimen, anunciando que vigilar la ideología en las universidades era trabajo de la “línea de frente”; las escuelas necesitan hablar de política “todos los días, cada semana, sin parar”, y los maestros y estudiantes deben estar de acuerdo con “el socialismo y el liderazgo del PCCh”.
POR ANNIE WU. Cheng Xiaorong, Luo Ya y Li Xin’an contribuyeron con este reporte.
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