La Banca suiza no permitirá que los reguladores europeos les ordenen abrir su interfaz a las Fintechs.
La Unión Europea, a través de Autoridad Bancaria Europea (ABE), una entidad independiente de ella, pero que rinde cuentas ante el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo de la Unión Europea y la Comisión Europea, obligará a los bancos a abrir su interfaz con terceros proveedores a partir del próximo año. La banca suiza no tiene la intención de seguir esta directiva.
La controversia surge a partir del año 2007, con la Directiva de Servicios de Pago (PSD, por sus siglas en inglés Payment Service Providers), con el objetivo de crear un mercado único de pagos en la Unión Europea, y fomentar así la innovación, la competencia y la eficiencia en territorio comunitario.
Para el 2013, la Comisión Europea propuso revisar esta Directiva ( ‘2’ de la PSD), para profundizarlas con el objeto de nivelar (como en el terreno fiscal llamado armonización) el terreno entre países y proveedores de servicios de pago, siempre en beneficio (según ellos) de los consumidores dado que desde su visión se fomentaba más la competencia, incluso forzando a entidades privadas como los bancos, a realizar cambios en aspectos tecnológicos que debería ser una cuestión puramente privada de decisión y prudencia empresarial.
También pretende normalizar nuevos métodos de pago, donde las Fintechs han tenido su buena cuota de presión para forzar a esta normativa. E incluso muchos bancos europeos lo ven como el paso final para la total reestructuración de la banca tal como se la conoce. Por ejemplo, el BBVA, no duda en sostener “La banca tradicional ganaba dinero velando y gestionando el patrimonio de sus clientes. Hoy, las entidades financieras pueden ganar más ofreciendo acceso a grandes volúmenes de datos y servicios a terceras empresas que ofrecen a su vez otros servicios a sus clientes. Las APIs son la gran puerta de entrada a ese negocio como PaaS abierta, híbrida o de pago.” Interesante que no se sepan tampoco las opiniones de los clientes dueños de esos datos.
Controversial o no los motivos, la cuestión es que la directiva PSP2 promete convertirse en una decisión histórica: a partir del próximo año, los bancos de la UE tendrán que abrir su interfaz de clientes a terceros proveedores de servicios, obviamente incluyendo a las fintechs.
PSD2 inspira mucho temor en los bancos más tradicionales y de gran volumen de clientes cuya máxima prioridad es la confidencialidad, porque los proveedores de servicios externos pueden, en teoría, acceder a toda información sobre ellos. Los proponentes alegan, como hemos dicho, que los clientes se beneficiarán de la normativa mediante el mejor servicio disponible y los productos más innovadores.
En Suiza, el Hipothekarbank Lenzburg y Postfinance se declararon abiertos a la adopción de la norma de la UE sobre la banca abierta. Sin embargo, la mayoría de los bancos suizos son muy escépticos.
Entre las razones del rechazo por parte de La Asociación de Banqueros Suizos , que prestó su voz a la mayoría y publicó su opinión sobre PSD2 figuran:
No hay necesidad de acción: los bancos suizos ya ofrecen una amplia gama de soluciones innovadoras. Obligar a la industria a abrir sus interfaces conducirá a una distorsión competitiva en detrimento de los bancos. Y si existen necesidades de innovación, son de absoluto y mutuo interés entre bancos y clientes la decisión, no de terceros.
PSD2 no ayudará principalmente a las startups, sino principalmente a gigantes de la tecnología global, manifiestan. Ellos tendrían acceso casi libre a los datos de los clientes, un desarrollo peligroso que abre nuevas brechas en materia de seguridad.
Los bancos se enfrentan a costos adicionales en relación con la seguridad y el cumplimiento, que los clientes tendrían que costear.
La Asociación también dijo que el “diablo está en los detalles”, como que el nuevo marco regulatorio todavía contenía cuestiones no resueltas, con la forma como se realiza la recopilación de datos como el principal interrogante a resolver.
Es un experimento de riesgo : mientras que la Comisión quiere permitir el llamado “ Screen scraping” (recopilación de datos utilizando la interfaz del cliente), EBA tiene la intención de introducir una interfaz independiente con medidas de autenticación de cliente de máxima seguridad. Sin embargo, la solución no estará lista antes de mayo de 2019. Esto da lugar a una brecha entre el PSD2 y los estándares de la EBA.
Los banqueros suizos también creen que el PSD2 es un experimento económico con riesgos sustanciales. Si los proveedores de servicios de pago, por ejemplo, tuvieran acceso completo a los datos de las cuentas electrónicas, podrían ver todas las cuentas y depósitos de clientes.
Para los banqueros suizos, los clientes tienen derecho a un alto nivel de seguridad en banca electrónica y móvil. Una apertura forzada de interfaces por parte del gobierno, sin embargo, tiene grandes riesgos en términos de seguridad. Además, sería cada vez más difícil para los clientes entender lo que está sucediendo con sus datos, dónde se están guardando y cuáles son sus derechos. Las consecuencias de la apertura forzada de cuentas bancarias serán muy difíciles de medir para los clientes.
La posición de los bancos suizos, como siempre ha sido en materia de los derechos fundamentales, de protección de los mismos, ahora asume ya la defensa del mismo negocio, que pretende ser decidido por burócratas europeos que se han puesto a regular cómo deben manejarse las relaciones entre usuarios privados bancarios y sus proveedores que son los bancos. Están muy claros que sólo el acuerdo privado de ambos es válido para decidir la mejor forma de conducir el negocio, al menos en esta materia. Panamá debe tomar nota y comenzar a protegerse de las imposiciones que ya rayan con lo absurdo.
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