Lo menos que puedo decir es que es un hecho insólito la actitud de Almagro frente Maduro en Venezuela en tanto que se ignora la situación política de Cuba en los últimos 58 años, así como la falta de libertad que prevalece no obstante el acuerdo con Obama. Este juicio no significa que esté en desacuerdo con el reconocimiento de la lamentable situación política y económica de Venezuela. Mi interés se limita a preguntarme cual es la razón de la preocupación por la situación de Venezuela y la indiferencia ante la desgracia del pueblo cubano.
En su informe Almagro señala que en Venezuela la Constitución ha dejado de tener sentido. Y más aún después que la Corte Suprema pretendió un golpe de Estado constitucional, por más que el mismo haya sido revocado por Maduro, pero el poder absoluto permanece. En Cuba no tiene sentido la arbitrariedad absoluta del poder político en manos de los Castro desde el año 1959. Al mismo tiempo señala y con razón que Venezuela es un país hundido en la opresión. Por supuesto la represión es el nombre de la ley en Cuba como bien lo señala Rosa María Payá en su carta a Almagro donde le señala que en Cuba no hay libertad.
Por su parte algunos países latinoamericanos se han reunido para solicitar la liberación de los presos políticos en Venezuela para. Por supuesto se ignoran los presos políticos en Cuba. Aun después del acuerdo con Obama se continuó apresando hasta la fecha. Pero más recientemente la reunión organizada por la OEA, muchos de los países latinoamericanos no asistieron. No obstante la OEA logró aprobar una resolución que declara una violación del orden constitucional en Venezuela. Por supuesto asimismo se ignora que el hambre es hoy la amenaza del día en Cuba. Un país que en 1959 tenía el mayor nivel de vida en América Latina.
Pasemos a otro tema vigente en la actualidad y del cual hoy da noticia lo ocurrido en el tren ruso. Es decir el terrorismo es la guerra del siglo XXI. Pero al mismo tiempo se ignora el terrorismo que tuvo lugar en América Latina organizado en Cuba y financiado por la Unión Soviética. En aquella oportunidad el terrorismo era una guerra fundamentalmente interna a favor del poder político absoluto en nombre del comunismo. O sea la cubanización de América Latina. Y recordemos con el Che a la cabeza. Hoy ante el impacto de la creación de las armas nucleares, que como bien señalara Juan Pablo I “no eran bélicas sino disuasorias” el terrorismo entraña un restablecimiento histórico del enfrentamiento del Occidente con el Oriente.
Debemos recordar la sabiduría de David Hume cuando dijo: “La historia es un aprendizaje”.Y efectivamente hemos olvidado las Cruzadas, que hoy según una reciente información se enseñan en los colegios islámicos. Y por supuesto es mi criterio que la mayoría de los países islámicos viven hoy el panorama político que enfrentara Occidente antes de la llegada del liberalismo. Es decir a partir de la Glorious Revolution en Inglaterra en 1688 y seguidamente en Estados Unidos con la Constitución de 1787.
Como bien señalara Montesquieu en Las Cartas Persas, en aquella época los musulmanes consideraban que los cristianos eran los que más se mataban entre ellos. Así en la guerra de los Treinta Años- 1618-1648- murió la mitad de la población de Europa continental. Igualmente debemos tener en cuenta que si en 1600 en Inglaterra hubiese habido libertad religiosa, los Estados Unidos no existirían. La religión determinaba el poder, y como he repetido hasta el cansancio, cuando el que gobierna es Dios el que se le opone es hereje y hay que matarlo. Tal fue la época de la Inquisición en Europa y hoy parece prevalecer en el Medio Oriente.
Pues bien en los países musulmanes no han separado la religión de la política que como antes dije prevaleció en Occidente hasta que se cumplió la premisa de Adam Smith cuando predijo: “Habrá libertad religiosa cuando haya multiplicidad de sectas” Y esto ocurrió en Estados Unidos con la llegada de los pilgrims. Y por supuesto ese principio se estableció en la Constitución de 1787 y el Bill of Rights de 1791.
La situación del aparente enfrentamiento con el Medio Oriente se empeoró como consecuencia de la política del presidente Carter que provocó la caída del Sha de Irán que era partidario de Occidente, y su consecuencia la llegada de los Mullah. Irán hoy representa el mayor riesgo en el Medio Oriente, no solo por el enfrentamiento con Occidente, sino inclusive entre ellos. El Islam tiene dos religiones internas, los sunnitas y los shiitas y aparentemente ese enfrentamiento se encuentra entre Irán e Irak y también con Arabia Saudita. Y como si fuera poco se produjo el ataque del gobierno de Bashar al-Assad en su propio país con armas químicas.
Por último pero no menos importante es la situación interna de Occidente plagada de populismo de izquierda y de derecha, tal como la describe Fareed Zakaria en su reciente artículo en Foreign Affairs “Populism on the March.” Es decir por una parte el socialismo y por la otra el nacionalismo. Ello implica en primer término el incremento del gasto público que ha tenido lugar y que como se sabe determina la tasa de crecimiento económico. Hoy el nivel del gasto público en la Unión Europea fluctúa alrededor del 50% del PBI y en Francia alcanza al 57% del PBI. Por esa razón entre el 2008 y el 2016 la Unión Europea no ha crecido y la de Italia cayó en un 10%.
El otro problema que está afectando a la Unión Europea ha sido el EURO. Si no se dispone de una moneda que se pueda devaluar aumentan los precios internos en relación a sus socios comerciales. La consecuencia es la caída en las exportaciones y por ello es Alemania cuya productividad ha crecido la que tiene el mayor superávit comercial en la Unión Europea. La Argentina es un ejemplo de la problemática que ello implica y esa situación se ha repetido y alcanzó al período del uno a uno.
Por la otra parte el nacionalismo con la Sra. Marine Le Pen en Francia está provocando una tendencia política a salir de la unión. En Estados Unidos con la llegada de Donald Trump ha surgido la tendencia al proteccionismo. De la otra parte el nacionalismo ha provocado el Brexit que como bien reconoce The Economist no solo perjudica a la Unión Europea sino también a Inglaterra. En primer lugar porque el 40% de las exportaciones inglesas van a la Unión Europea y todo parece indicar que la Sra. Merkel no está dispuesta a tener un acuerdo comercial con Inglaterra. Y por la otra se incrementado la tendencia de Escocia de salir del Reino Unido y permanecer en la Unión Europea.
Add Comment