Tomó más de veinte años pero al fin lo hicieron. Al fin un gobierno se pasa por donde puede el artículo 320 de la Constitución sobre la autonomía presupuestaria de la Autoridad del Canal. Solo esperemos que la Corte Suprema de Justicia no avale esta violación descarada de la Constitución.
Históricamente el sistema judicial panameño legitima al poder en lugar de limitarlo mediante el derecho. Si el gobierno hubiera insistido, pronto tendríamos una prueba fundamental de cuál es el rol verdadero de la Corte Suprema de Justicia dentro del Estado Panameño. Sin embargo parece que el gobierno por ahora retrocedió. Y decimos “por ahora”, porque queda claro que un gobierno políticamente insaciable nos ha tirado un globo para ver como reaccionamos. Al ver la reacción, el globo se desinfló, pero queda claro que este gobierno y los que vengan seguirán tirando globos futuros. El pastel de la Autoridad del Canal de Panamá es demasiado jugoso como para no tratar de repartirlo.
La ACP es nuestra PDVSA, los venezolanos pensaron que se habían ganado la lotería cuando Rómulo Betancourt nacionalizó el petróleo. PDVSA se convirtió, al igual que la ACP , en un estado dentro del Estado Venezolano, con independencia presupuestaria, que hacía grandes aportes al presupuesto del mismo. El sueño de todo venezolano era ser empleado de PDVSA. Los salarios y condiciones laborales eran la envidia del país. Con ese dinero extra, el gobierno de Carlos Andrés Pérez se embarcó en una orgía de gastos sociales, becas y subsidios. El hecho que la corrupción de los políticos que asignaban estos recursos era rampante, al principio no importó. Todos en Venezuela, políticos, empresarios, funcionarios, militares, y los pobres de los cerros, recibían, aunque de manera desigual, su pedazo del pastel petrolero. El problema era que el precio del petróleo, boyante en los 70s, decayó gradualmente en los 80s y la torta se hizo más y más pequeña; ya los pedazos más pequeños se quedaban entre políticos, empresarios y funcionarios de alto nivel.
El resentimiento creció, pero la política venezolana no cambió. Los pobres religieron a Carlos Andrés Perez a finales de los 80s, pensando que este mágicamente iba a traer un regreso a los 70s, cuando el petróleo estaba en picos históricos. Esto era un imposible y el Carlos Andrés Pérez de finales de los 80s lo sabía, así que trató de contener el gasto público, lo cual llevó a las masacres del Caracazo en 1989 y al intento de golpe de Hugo Chávez en 1992. El resto es historia, Chávez llega al poder, y en medio de otro boom de precios del petróleo, elimina la independencia presupuestaria y administrativa de PDVSA, entrándole a saco a su presupuesto y a su planilla. El resultado es que pese al boom, la capacidad de producir petróleo de Venezuela ha decaído en promedio un 10% anual, porque no hay dinero ni para reinvertir en PDVSA; Chávez emplanilló a personas basándose en la política y no en la competencia, así que ahora la empresa está mal administrada. Y al final el ciclo de precios del petróleo altos terminó y ahora vemos como todos estos males prácticamente han convertido a Venezuela en un país miserable que nada en petróleo que no puede explotar.
Pareciera que en la Asamblea del actual gobierno, existen funcionarios que quieren hacer algo similar con la ACP. Desde el 2013 los subsidios del gobierno de Panamá superan los aportes del Canal de Panamá. Y el lugar de cortar estos subsidios, pareciera que hay personajes interesados en ver cómo erosionan la autonomía de la Autoridad Del Canal de Panamá de la misma manera que Hugo Chávez Frías erosionó y luego eliminó la autonomía de PDVSA.
La Comisión de Presupuesto, la semana pasada, dirigida por el diputado panameñista Luis Barría, y esto no es casual, modificó de manera inconstitucional un artículo de la ley de Presupuesto, cambiando partidas de la ACP. Lo peor es que declaró haber contado con la aprobación del Ministerio de Canal. Habían recortado 141 millones de gastos de operación del Canal de Panamá para pasarlos a partidas del estado. En otras palabras, están haciendo con el Canal de Panamá lo mismo que Chávez hizo con PDVSA, disminuir la eficacia operativa a costa de tener más dinero que gastar para el gobierno central. Lo más peligroso son las declaraciones de algunos diputados y miembros del gabinete que declaran que no se hizo nada malo, pese a haber puesto en peligro la calificación de riesgo del Canal, violado la Constitución y haber recibido la condena de gremios y sociedad civil. Lo cual sustenta nuestra teoría del globo, y queda claro que de poderse salir con la suya, lo volverán a intentar en el futuro.
Y es que para miembros del gobierno actual, empeñados en conseguir fondos para gastarlos, y para partidos políticos de línea chavista como el FAD, que ha mantenido una campaña de desprestigio constante contra las administraciones de la ACP a través de sus medios digitales, con el corolario implícito de que llegar al poder meterán sus cascos en el Canal, la ACP es nuestra PDVSA. En lugar de proponer estrategias de gobierno que produzcan crecimiento económico, la salida es ir a buscar recursos de donde haya y gastárselos de manera clientelista. En sacrificar el futuro para gozar del presente, matando las gallinas de los huevos de oro de sus países.
Es una estrategia demencial, pero viendo el éxito que tuvo por más de una década Hugo Chávez, electoralmente funciona. Sigamos burlándonos y discriminando a los venezolanos, mientras nuestros gobernantes buscan asegurarse de que terminemos como ellos. La ACP es nuestra PDVSA.
Un Jované, o algún otro iluminado, y tendremos el escenario acá descrito. Y no se ve a nadie dispuesto a prevenir o enfrentar ese riesgo.
Mejor explicado imposible