“Les tocará a los lectores decidir si en Panamá hemos tenido república o mafia. Si son mafias, triste que las hemos estado eligiendo, dado que eso dice mucho sobre el asunto”.
Se le llama despotismo estatista a los sistemas de gobierno en los cuales el estado se instituye como la suprema autoridad, llegando a imponerse de manera opresiva, arbitraria y engañosa sobre las personas que conforman la nación; vale decir, la comunidad de personas compuesta por una o más nacionalidades, diversidad cultural y que poseen un territorio y un gobierno más o menos definido.
El “estado” se refiere a un concepto más abarcador que el gobierno que sólo es el cuerpo o instituciones que representan al estado y que supuestamente somo todos. Se supone que los gobiernos del estado son las autoridades electas por un período, con el encargo de poner en práctica la constitución, sus leyes y reglamentos. Nos dice la AI que el estado puede ser visto como el edificio y los gobiernos como la gente que está dentro.
Por otro lado, el vocablo “mafia”, se refiere a cualquier organización criminal y clandestina; pero… digo yo que cuando un gobierno alberga una organización criminalmente clandestina, entonces deja de ser gobierno y pasa a ser mafia. Y al hablar de “república”, del latín res-pública o cosa oficial o pública, veremos que, cuando las máximas autoridades se corrompen, ello constituye un atentado contra la república. Entonces, al ver lo planteado arriba, ya les tocará a los lectores decidir si en Panamá hemos tenido república o mafia. Si son mafias, triste que las hemos estado eligiendo, dado que eso dice mucho sobre el asunto.
Pero no crean que sólo me refiero a Panamá, pues en los EE.UU., cuna de auténtica libertad, igualmente ocurrió el surgimiento del imperio; tal como fue planteado en el libro “The Rise of Empire” escrito en 1952 (el Surgimiento del Imperio). Y no sólo en los EE.UU. sino por todo el planeta; y ni hablar de los países comunistas y socialistas. En los EE.UU. fue el llamado “New Deal” o nuevo arreglo, que no era más que el deseo de regresar a conducir el país como se solía antes de la independencia de Gran Bretaña. En Panamá, nunca cambiamos la forma de gobierno que nos dejó la Madre Patria; con la diferencia que ya los Pedrarias no mandan parte del tesoro al rey de España sino se han quedado repartiéndoselo entre el conjunto mafioso; derramando migajas a una población viciada en servilismo.
Si les parezco extremista en lo que señalo, miren no más algunas cosas que recién publica quien fue director del diario La Prensa, quien revisó el final de la Estrategia Marítima de Nacional de Panamá, apoyó la creación de la Universidad Marítima de Panamá, miembro de la Comisión Presidencial para la transferencia del Canal de Panamá de los EE.UU. a nuestro país, ex presidente de la APEDE, etc., etc., hablando de cantidad de actos de corrupción gubernamental los describe así:
“…esto no es negligencia, es un diseño. Una estructura de poder que ha aprendido a sobrevivir cambiando de forma, pero nunca de fondo. Es el mismo viejo truco del Gatopardo, ahora vestido con discursos de transparencia y modernización”.
“No habrá justicia social, ni desarrollo sostenible, ni institucionalidad sólida, mientras el poder legislativo siga capturado por logias corruptas, clientelistas y profundamente cínicas.”
“Panamá necesita una Asamblea que rinda cuentas, que respete la ley, que entienda que el poder no es un botín.”
Muchos dicen que necesitamos un Bukele, pero… tales personajes típicamente sólo surgen luego de la destrucción del país. En tal sentido, Cuba podría estar más cerca de un repunte que nosotros. El presidente Mulino necesita el apoyo de la ciudadanía. Tristísimo que un Panamá con tantos recursos esté como estamos.
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