Quienes defienden la libertad y sólo se centran en lo económico y citan el ejemplo del crecimiento en China, flaco favor le hacen a la causa de la libertad. La libertad no admite divisiones ni cortapisas, no es posible aislar pedazos de la misma y analizarlos en forma independiente. No se puede ser indiferente a la violación sistemática de los derechos humanos mientras algunos, normalmente socios del partido gobernante, a expensas de otros, hacen negocios y construyen lujosas torres que son fotografiadas y expuestas como símbolo del capitalismo.
No confundamos, eso no es capitalismo. Eso es exactamente cómo opera el marxismo cuando se acaba el dinero de los demás y actúa inteligente, aunque no éticamente. ¿Cuál es la solución que ha encontrado el comunismo cuando se agota el dinero? Pues bien, crea enclaves, abre algunos sectores, permite ciertas concesiones “capitalistas”, pero con férreo control y los límites bien marcados por el partido. Entonces, los amigos del poder, crean negocios y generan “una revolución productiva controlada” que les permite generar ingresos para mantener oxigenado al partido y la revolución. Hay que concederles el mérito que actúan en forma inteligente. Son mejores que los cubanos o venezolanos en ese sentido, que teniendo a PDVSA ni siquiera pudieron armar algo al estilo chino. Pero lo que el mundo occidental no puede festejarles a los jefes del partido comunista chino es la violación a los principios éticos de una sociedad civilizada.
Uno de los tantos efectos de la última reunión de Octubre del partido, es que China ha emitido un nuevo conjunto de reglas que imponen controles estatales a todos los empleados que se desempeñan en aplicaciones de noticias e información de gestión privada.
A partir del 1 de diciembre de 2017, cualquier proveedor de contenido privado debe proporcionar los detalles, el registro de empleo y capacitación de todos los empleados de redacción en un intento por evitar la propagación de lo que el Partido Comunista Chino en el poder considera como información “ilegal”.
Se requerirá que el personal empleado para moderar, editar y censurar contenido en línea lo haga de manera coherente con los “principios de los medios marxistas”, y recibirá capacitación del gobierno sobre cómo promover los “valores socialistas”.
“La Oficina Estatal de Información de Internet establecerá un sistema unificado de información de gestión para contratar empleados, registrar la información básica de los mismos, así como sus registros de capacitación, experiencia, recompensas y castigos, que se actualizarán periódicamente”.
“Las Oficinas de Información de Internet a nivel local son responsables de establecer sistemas de administración de información para los empleados locales y de informar actualizaciones y ajustes a la Oficina de Información de Internet a un nivel superior”, establecen las nuevas normas.
Los funcionarios también deben mantener archivos que detallen los registros de empleo de los empleados del sector privado en los proveedores de contenido en línea, incluida la creación de “listas negras” para cualquiera que permita la publicación de información no autorizada.
Las nuevas reglas forman parte de una continua represión nacional sobre el tipo de contenido que los medios de comunicación chinos consideran aceptables para publicar, y se considera que apuntan a las redes sociales y aplicaciones de teléfonos inteligentes que agregan contenido, incluido el no aprobado por el estado.
Se estima que 555 millones de chinos usan aplicaciones de agregadores de noticias, un aumento de más del 50 por ciento desde 2010, mientras que dos tercios de las noticias se obtienen en general de fuentes no gubernamentales.
En junio, China emitió nuevos y estrictos requisitos de licencia para compañías privadas que ofrecían transmisión de videos en vivo y otros “contenidos transmitidos”, mientras ordenaba a los proveedores de medios sociales que limitaran el contenido de audio y video al producido por proveedores aprobados por el estado, quienes ya tienen una “licencia de transmisión audiovisual en línea”.
Tales licencias son muy difíciles de obtener, generalmente no están en manos de proveedores de contenido en línea, y solo son propiedad de unas 300 organizaciones en China.
Hu Ping, editor de la edición en chino de Beijing Spring, dijo que el gobierno está menos preocupado con las noticias falsas que con las noticias poco halagadoras hacia el gobierno.
“Todos los que trabajan en esta industria saben muy bien lo que las autoridades requieren de ellos”, dijo Hu. “Lo que eso significa es que hay algo de contenido que debe eliminarse, independientemente de cuán verdadero o exacto sea”.
Diversas voces del medio indican que las nuevas reglas tienen poco que ver con la mejora de la calidad de las noticias en línea, como se afirma en la directiva, y son demasiado vagas para ser de mucha utilidad. No hay estándares específicos que se mantengan, aparte de decir que tienen que cumplir con la constitución. No hay nada sobre qué leyes podrían romperse. Y todos sabemos que cuando las reglas no son claras, el poder discrecional se impone, lo cual sólo puede significar una cuestión: que la regulación de Internet en China no trata de ayudar a que Internet se desarrolle en calidad como se aduce, se trata de controlarlo. El objetivo de tales directrices es cerrar el debate público y la libertad de información. Y sólo de esta forma puede perpetuarse el partido comunista en el poder. Y a esta situación no podemos asociarla ni al capitalismo ni menos aún, llamarla libertad.
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