Trump viajó a Arabia Saudita, uno de los pocos viajes oficiales que ha hecho. Lo curioso es que la Corte Suprema de Justicia norteamericana aceptó su prohibición de viajar a los Estados Unidos por parte de los ciudadanos de varios países de mayoría musulmana. Esta prohibición no incluía a Arabia Saudita ni a Egipto, pese a que la mayoría de los terroristas del 11 de septiembre eran Saudíes o Egipcios. Lo cual demuestra que esta prohibición era legal, pero era un gesto político vacío.
Porque si bien es cierto que Irán financia el terrorismo islámico chií, los musulmanes Chiitas son una minoría, la mayoría son sunníes, y quien financia a los radicales Sunníes son los Sauditas y los estados feudales del Golfo. Esto ha sido así siempre. Los saudíes financian la rama Wahabí del Islam sunní, o su versión salafista del norte de África. Y gastan billones de dólares en construir mezquitas, entrenar imanes, establecer escuelas donde se enseña su rama fundamentalista, segregacionista y violenta del Islam. Recuerdo cuando durante a una entrevista a una escritora sufí, ella decía que mientras los libros de su padre, un gran imán sufí moderado se vendían caro y poco, los libros salafistas se regalaban en masa. Que mientras se lograba ocupar un garaje a duras penas, los Saudíes regalaban esplendorosas mezquitas. Los Saudíes son culpables hasta cierto punto de la radicalización del Islam Sunní en los últimos cuarenta años. AlQaeda salió de allí, ISIS salió de allí.
Entonces ¿por qué el silencio y hasta la complicidad de occidente frente a los saudíes? Muy sencillo, petróleo y las ciudades sagradas de la Meca y Medina. Los Saudíes tienen petróleo, mucho petróleo que es un petróleo barato y fácil de extraer, que permite que los Saudíes puedan bajar el precio del petróleo a voluntad y tirar los precios del cartel de la OPEC por el piso. Mientras los países desarrollados dependan de los combustibles fósiles, los Saudíes tendrán poder. Ésta para mí es una razón de peso para apoyar los esfuerzos por desarrollar las fuentes de energías alternativas , aun cuando no se crea en el cambio climático. Cuando Ronald Reagan quiso subvertir a la Unión Soviética, solo tuvo que hablar con los saudíes para que bajaran el precio del petróleo, algo que parece estar pasando con Putin. La segunda razón es geográfica. Los árabes se originaron allí, el Islam se originó allí, la Meca y Medina están allí. Todo musulmán en el mundo tiene la obligación de ir una vez a la Meca en su vida. El resultado es que los saudíes tienen el prestigio de ser los custodios del Islam, y por lo tanto, tienen una herramienta política extra. Occidente depende de su petróleo y les vende armas. Los demás árabes puede que no gusten de ellos, pero no se les pueden oponer de frente.
Eso desnuda los hechos recientes. No es falso suponer que ISIS, Al Nusra, cuentan o contaron con apoyos saudíes. No es falso suponer que los Saudíes apoyaron a AlQaeda, a los Hermanos Musulmanes en Egipto, a los salafistas en Argelia, y han creado el estado mental donde islamistas radicalizados actuando de manera independiente lanzan ataques terroristas contra sus conciudadanos de otra religión. Así lo desnuda el informe Foreign Funded Extremism in the UK de la Henry Jackson Society.
Está bastante claro que la mayor parte de las mezquitas, asociaciones islamistas y escuelas islamistas de donde salieron los terroristas que han sembrado de luto las calles británicas desde el 2005 tienen una conexión saudí. De cómo la comunidad islámica sunní del Reino Unido, de origen indo-pakistaní, se ha venido radicalizando al reemplazarse los imanes de origen indio y de la escuela Deobandi, por imanes Wahabí y salafistas. Mucho menor pero importante sigue siendo el apoyo iraní a la radicalización de la comunidad chiíta. Pero los atentados terroristas en Europa son sunníes.
La relación entre las fundaciones de interés público de estados árabes del Golfo Pérsico, especialmente los Saudíes, y el financiamiento del terrorismo es tan clara, que el GAFI ha pasado mundialmente normas que restringen la capacidad de abogados y bancos de manejar dineros de fundaciones. Cuando vaya a abrir una cuenta bancaria, y le pidan hasta la fe de bautismo, déle gracias a los Saudíes y otros estados del Golfo.
Algunos países como Australia, Noruega, Austria y Alemania han tomado medidas para prohibir el uso de dinero extranjero, para construir mezquitas y pagar imanes. Esto es para disminuir la influencia de los Saudíes, Kuwaitíes y Qataries en la financiación del Islam Radical. Los Saudíes, de hecho han destruido con su dinero cualquier intento del Islam de reformarse.
Los norteamericanos, franceses y británicos han sido más tibios. Los primeros siguen haciendo negocios con los Saudíes, pese al 11 de septiembre. Los segundos parecen querer aplicar las medidas de otros países Europeos pero solo de manera temporal. Y los Británicos sólo ahora discuten que hacer.
La medidas para restringir el financiamiento Saudí se fundamentan en la falta de libertad religiosa en Arabia Saudí, es cínico que un país que niega la libertad religiosa, condena ateos a muerte, condena a los apostatas del Islam a muerte, niega la práctica de cultos que no sean el Islam sunní, va a financiar la construcción de mezquitas y pagar imanes.
Sólo un estado del Golfo está pagando por patrocinar el terrorismo, Qatar; Qatar, donde los norteamericanos tienen una enorme base aérea con más de 10,000 tropas, es quien está siendo boicoteado por Saudíes y otros estados del Golfo por apoyar al terrorismo.
El gran pecado de Qatar es que es la sede de Al Jazeera. Realmente los otros estados tribales árabes del Golfo están aprovechando para silenciar este medio. Porque en lo demás, Qatar no hace nada que no hacen los Saudíes y Kuwaitíes, con una pequeña diferencia, eso sí. Los Qataríes financian tanto a grupos sunníes como chiíes y se llevan bien con Irán. Los Saudíes e Iraníes llevan una guerra por proxi en Yemen, que culminó con la intervención Saudí. Y los Saudíes para variar, cuentan con el apoyo de los norteamericanos y británicos así como de la mayoría de los estados árabes en su intervención en Yemen.
Por lo tanto, fuera de impedir que los Saudíes financien mezquitas, imanes o liberías, no se puede hacer mucho contra sus esfuerzos de radicalizar el Islam a nivel mundial. Y ahora cuentan además con internet para mover su mensaje odioso.
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