Por la primera directiva, la comisaria de Competencia de la Unión Europea (UE), Margrethe Vestager, ha dicho que si la OCDE no elabora las nuevas normas de tributación de la economía digital antes de la primavera, la UE publicará sus propias propuestas.
En un discurso en París, Vestager dijo que “quedó claro que nuestros sistemas tributarios no están bien diseñados para las formas modernas de hacer negocios”.
Sostuvo que “Los sistemas impositivos que se basan en los activos físicos de una empresa no sirven para aplicar fácilmente a las compañías digitales. De hecho, las empresas digitales nacionales pagan menos de la mitad de la tasa impositiva efectiva de sus equivalentes off-line”.
Según Vestager, la reforma de las normas tributarias nacionales e internacionales es necesaria si esperan “solucionar” el problema. Enfatizó que “tenemos la responsabilidad de trabajar juntos para encontrar la respuesta correcta”.
En octubre, la Comisión inició una consulta sobre posibles soluciones políticas a los problemas asociados con la tributación de la economía digital. Los objetivos de la Comisión persiguen que la imposición sea justa y más efectiva, respaldar los ingresos públicos y garantizar la igualdad de condiciones entre las empresas, off y online.
Vestager dijo que los resultados de la consulta ayudarán a la Comisión a trabajar con sus socios en la OCDE, “para encontrar soluciones que funcionen en todo el mundo”.
Sin embargo, enfatizó que “si no hay una respuesta internacional a esta cuestión para la primavera del próximo año, elaboraremos nuestra propia propuesta de nuevas normas de la UE para asegurarnos que las empresas digitales sean gravadas equitativamente”.
Ya pueden ir imaginando dónde se instalarán las empresas de la economía digital, con todo lo que ello significa para el empleo y progreso de los países.
Pero si esa directiva asusta, la segunda instrucción, que ejerce presión directa sobre el gobierno irlandés, es más intimidante aún.
En septiembre del 2016, una investigación de la Comisión Europea concluyó que dos resoluciones fiscales proporcionadas por el Gobierno irlandés habían “reducido substancial y artificialmente el impuesto pagado por Apple en Irlanda desde 1991”. Estimó que la cantidad de ayuda estatal ilegal que deben recuperar las autoridades irlandesas ronda los 13.000 millones de euros, más los intereses.
Tanto el gobierno irlandés como Apple apelaron la decisión de la Comisión. En julio, Irlanda anunció un proceso de adquisición para contratar a un agente / custodio para el fondo de custodia del fideicomiso. Las sumas solo se liberarían una vez que los tribunales europeos hayan emitido su decisión final sobre la apelación del Gobierno y Apple.
La fecha límite para que Irlanda recuperara el dinero expiró en enero de 2017. En octubre, la Comisión llevó a Irlanda ante el Tribunal de Justicia de la UE por no haberlo hecho, es decir, no poner esfuerzos en recuperar el dinero y dejar vencer los plazos.
Varadkar le dijo al Parlamento irlandés que se ha reunido con Apple dos veces, al igual que el ministro de Finanzas, Paschal Donohoe. Explicó que el Gobierno le ha indicado a Apple que quiere establecer un fondo de custodia para mantener los fondos y que los fondos deben ser “ingresados en esa cuenta sin más demora”.
Cuando se le preguntó si la compañía había ingresado algo todavía, Varadkar respondió: “Ni un centavo”. Señaló que la cuenta aún no se ha establecido y que Apple ha “hecho previsiones para ello en sus cuentas de 2018 y 2018 está a solo unas semanas de distancia”.
Y no es que el gobierno irlandés haya cambiado de opinión y que ahora le reclama a Apple. No. La respuesta al por qué han debido crear el fondo de custodia, se encuentra en las mismas palabras que Varadkar le dirigió al Parlamento: “no queremos estar en una situación en la que el Gobierno irlandés tenga que llevar a Apple ante los tribunales porque la Comisión Europea lleva al Gobierno irlandés ante los tribunales”.
Es importante para Panamá poder comprender las motivaciones y actuaciones de estos dos organismos que son en apariencia diferentes, pero es evidente que actúan en forma complementaria entre sí. Si son capaces de ejercer presión sobre países y empresas que acuerdan voluntariamente entre sí, como en el caso de Irlanda y Apple, que los lleva al enfrentamiento entre ellos cuando es claro que ninguno quiere estar en esa situación, ya se puede imaginar lo poco que les cuesta hacerlo en terceros países . La motivación a redactar un nuevo cuerpo tributario para ir sobre la nueva economía y hacerlo extensivo al mundo, deja evidencia que el Gran Hermano está instalado cómodamente en Bruselas y sin ánimo de retirarse.
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