Los votantes del cantón del Valais rechazaron la candidatura de Sion para los Juegos Olímpicos de Invierno en 2026 con más del 54% de los votos.
La oposición al proyecto se centró en los temores de deficits presupuestarios. Los detractores a la candidatura argumentaron que un cantón económicamente débil como el Valais haría mejor en invertir en sus calles, hospitales y en el sector social en general, que en financiar los Juegos Olímpicos.
La pregunta del Referendum del 10 de junio se relacionaba “exclusivamente” con el compromiso que asumiría el cantón del Valais de tomar un crédito por 100 millones de francos para organizar los Juegos Olímpicos (60 millones para infraestructuras y 40 para seguridad).
Evidentemente, es imposible organizar unos Juegos Olímpicos con solo 100 millones de francos. Se estima que el presupuesto total sería de 2.400 millones de francos suizos, confirmó recientemente el Director Financiero del Comité Sion 2026 a la televisión pública RTS. De este monto, el gobierno suizo aportaría casi 1.000 millones de francos, si el Parlamento le otorgaba su aval.
El rechazo al proyecto fue más pronunciado entre los suizos de más de 65 años que entre la población entre 18 y 34 años. Sobre todo el rechazo fue hacia la contribución estatal de 1.000 millones de francos (866 millones de euros) que el Gobierno había autorizado ya, ya que un 65 por ciento se pronunciaba en contra o más bien en contra de la aportación financiera a través de los contribuyentes.
El importe comprometido, según el Gobierno, era en su mayor parte una garantía ante posibles déficits, pero aún así solo un bajo porcentaje de los suizos aceptó la contribución federal.
Los votantes del NO del cantón lo hicieron convencidos de que este certamen les costaría mucho más que el beneficio que podría haberles representado. El no al proyecto también fue motivado por la desconfianza al Comité Olímpico Internacional (COI). Su campaña se centró en “30 días de fiesta, 30 años de deuda”.
Los promotores de Sion 2026, por su parte, se apoyaban en la visibilidad que el evento daría a la región con el consecuente aumento del turismo. Argüían que la existencia de infraestructuras habría reducido al mínimo la necesidad de nuevas construcciones. Su campaña trató de imponer el: “Sion 2026, los juegos en el corazón de Suiza”.
Sin embargo, sus esfuerzos fueron vanos y la capital del Valais no será la capital olímpica en el invierno de 2026, como tampoco lo fue en intentos precedentes.
Un NO de larga data
Suiza, que se ve a sí misma como un paraíso para los deportes de invierno, donde sus atletas se destacan en varias disciplinas, no ha recibido los Juegos desde 1948. En nueve ocasiones, el pueblo arrancó la candidatura de raíz: Ya en Sion, en 1963, en Berna y Zúrich unos años después, en los Grisones en 1980 y 1986, en Lausana en 1988, en Berna en 2002, luego otra vez en los Grisones en 2013 y 2017. Esta era la quinta vez que la capital del Valais soñaba con acoger la justa olímpica.
En 1970, los Juegos de Invierno de 1976 fueron atribuidos a Denver, que derrotó a Sion solo en la tercera ronda de votación, con 9 votos por delante (de 69). Pero dos años más tarde, el pueblo de Colorado, consultado mediante referéndum, rechazó una subvención a su capital. El COI recurrió en última instancia a Innsbruck, Austria, que había sido sede en 1964.
En 1995, Sion volvió a perder ante una ciudad estadounidense para los Juegos de 2002, que se celebraron en Salt Lake City. La candidatura suiza ocupó el segundo lugar, igual que la de Östersund (Suecia), a 40 votos del ganador, en un contexto de escándalo por corrupción.
En 1999, se produjo la sorpresiva victoria de Turín contra Sion para los Juegos de 2006. Según el nuevo procedimiento establecido por el COI, las dos ciudades permanecieron hasta el final de la contienda, y todos daban a Sion el triunfo, sin embargo, perdió por 36 votos contra 53. Este 10 de junio de 2018, finalmente, es el pueblo del Valais el que aborta la candidatura. Como en 1963.
La pregunta que respondieron los valesanos el 10 de junio se relacionó “exclusivamente” con el compromiso que asumiría el cantón del Valais de tomar un crédito por 100 millones de francos para organizar los Juegos Olímpicos. La población dijo “no”, y la aventura terminó ahí. ¿El círculo está completo?
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