Vamos a empezar aclarando dos cosas: Ricardo Martinelli no es mi candidato personal para la Alcaldía, y, al menos por ahora, votaré por José Luis Fábrega. También debo aclarar que tengo vínculos familiares con la familia Martinelli aunque está claro que nunca apoyé su Administración ni fui servidor público durante su gobierno, que me parece, en lo personal, una gran oportunidad perdida, porque con el caudal de votos que obtuvo y con sus millones, pudo haber cambiado las instituciones para bien. En su lugar, se dedicó a debilitarlas mientras lanzaba un ambicioso programa de obras públicas apalancado por deuda pública e impuestos a la clase media. A su vez, aumentando el poder y la militarización de las policías, corrompiendo lo que estaba corrupto aún más. Así que no estoy muy contento de que sea el candidato a la Alcaldía de Panamá, mucho menos acompañada por Chello Gálvez, una de las personas que ejemplifica el clientelismo mercenario de la Asamblea Nacional.
Sin embargo estas explicaciones son necesarias, porque defiendo el derecho de Ricardo Martinelli Berrocal a competir por la Alcaldía de Panamá. Y lo hago no porque piense votar por él, y porque quiero que gane, de hecho no votaré por él, sino porque es un tema de garantías republicanas. Y créame, no me ha sido fácil llegar a esta conclusión. Que RMB pueda correr para la Alcaldía aún con la enorme probabilidad de que gane, es un mal menor a que no pueda correr. Por una sencilla razón, porque por lo que sé, todavía existen garantías en nuestra Constitución Nacional en su artículo 22, que establece que “toda persona acusada de haber cometido un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad en juicio público que le haya asegurado todas las garantías para su defensa.”
Que yo sepa, RMB no ha sido encontrado culpable en juicio público, y mientras no haya sido condenado en juicio público, sus derechos políticos están vigentes y tiene derecho a ejercerlos.
Es un tema de hacer respetar la garantía republicana al debido proceso, no para Ricardo Martinelli, sino para todos. Que RMB pueda ser electo alcalde es un mal menor. Imagínese si en Panamá se inhabilitara a todas las personas que estén bajo investigación por delitos, No condenados por delitos, inhabilitados: un RMB, o un Maduro o un Putin podría usar el legalismo de iniciar investigaciones falsas contra sus rivales políticos para inhabilitarlos de correr en las elecciones. Serían elecciones ficticias que limitarían artificialmente la oferta electoral a los votantes. En un país donde el Ministerio Público y la Corte Suprema de Justicia se han caracterizado por estar sujetos a los intereses del poder Ejecutivo, sería demasiado fácil usar casos judiciales que no van a ningún lado, pero que el sistema judicial panameño se demora años en resolver, prohibir que las personas bajo investigación y en detención preventiva puedan competir en una campaña electoral, sería un instrumento ideal para que un dictador futuro haga elecciones vaciadas de contenido, solo con opositores elegidos por él.
Finalmente si RMB sale finalmente electo, nadie puso una pistola en la cabeza a los electores que votaron por él. Y significa que las demás opciones no supieron atraer el voto presentando una oferta más atractiva. Al final, es mejor que la pelea la decidan los contrincantes en el ring y no el árbitro. Que gane quien no queremos es el mal menor. Al final, si las garantías siguen vigentes, siempre podremos hacerle oposición.
Es una importante precisión la que establece su artículo pues el periodista común tiende a dar por iguales los términos “no culpable” e “inocente”. No lo son. El juez, en su fallo, determinará si el acusado es culpable o no culpable pero nunca inocente. La regla general de aplicación de justicia es que la carga de la prueba está en quien acusa y lo hace mediante presentación de pruebas o testigos ante el tribunal que preside un juez (o una terna o un jurado, según sea el caso). Si el acusado acepta, se acabó, el juez lo condena a la pena que establezca la ley. Si el acusado no acepta, es decir, se declara “no culpable” lo hace de eso de lo que lo acusan y las pruebas y testigos entonces deben demostrar lo contrario, mas allá de la duda razonable. Si hay duda, el juez se debe inclinar a favor del acusado. Siendo así las cosas, lo único que se demostró es que no hubo pruebas o testigos suficientes a la vista del juez y no la inocencia del acusado. Este puede ser culpable pero como no encontraron y presentaron ‘la prueba reina’, el acusado salió libre sin ser inocente.
En el caso que nos ocupa, la mayoría del público sabe que RMB está en la cárcel y eso le es suficiente para darlo por condenando. Sin embargo, la importante precisión es que está detenido –no pagando una condena– pues aun no ha sido hallado culpable de lo que ha sido acusado. Está detenido por desacato al tribunal. ¿De qué ha sido acusado? De supuesto espionaje. Los demás procesos que le abrieron por diversos actos de supuesta corrupción, se han ido cayendo por falta de pruebas. Menos mal que las obras aun siguen en pie.
Muy interesante su artículo, pero, ¿en qué queda la parte de la residencia del Sr. Martinelli durante los últimos años? ¿Es válida habiendo vivido los últimos años fuera del país?
Hola María, gracias por el aporte. La intención del artículo fue despertar la discusión del principio de inocencia a partir de un caso polémico. No fue la intención discutir el caso judicial, entiendo que el tema de la residencia es un punto válido, pero ajeno a la intención de este post. Gracias y saludos