Los mercados en desarrollo se están convirtiendo en un campo de juego para las iniciativas de blockchain, aprovechando la tecnología para resolver soluciones que van desde la brecha en infraestructura hasta la corrupción y la falta de recursos. Esto, combinado con un entorno regulatorio a menudo más “práctico”, ha hecho que los mercados en desarrollo se conviertan en una oportunidad para las startups de blockchain. Uno de estos países es Haití.
Generalmente asociado con terremotos y crisis políticas, Haití ha demostrado ser un hervidero de proyectos de blockchain. El país está implementando la tecnología para resolver problemas en la infraestructura empresarial, cadena de suministro e incluso el reciclaje, lo que demuestra que las revoluciones tecnológicas no se limitan a los países ricos.
La economía haitiana se basa principalmente en la agricultura. Junto con la silvicultura y la pesca, la agricultura representa aproximadamente una cuarta parte del PIB del país y emplea a cerca de dos tercios de la fuerza laboral. Aunque muchos haitianos se ganan la vida con la agricultura de subsistencia, Haití también tiene un sector de exportación.
En este sector, una iniciativa llamada AgriLedger, fundada por la empresaria haitiana Genevieve Leveille y su lanzamiento en Haití este año, está destinado a transformar el panorama de la cadena de suministro de alimentos. Una plataforma personalizada construida por blockchain permite a los compradores internacionales escanear un código QR y acceder de manera inmediata a los datos sobre origen, transporte y costos de producción en cada paso de la cadena de suministro. Los datos logísticos (documentos de venta, certificación y transporte) se hacen inmutables y visibles en la web. Luego, el sistema de pago hace que los datos estén disponibles para todos los participantes en tiempo real, y solo los patrocinadores evaluados pueden validar las transacciones. Este proceso hace posible certificar la calidad del producto, lo que hace frente a un desafío de larga data que impide que muchos compradores ingresen al mercado haitiano. Además, los propios agricultores están protegidos contra las fluctuaciones de precios.
Del mismo modo, el proyecto Blockchain Cotton (BCP), está previsto que tenga un gran impacto en la industria del algodón. Haití no ha producido algodón durante años, pero si todo va según lo previsto, pronto suministrará millones de libras de algodón orgánico para zapatos, camisas y otros artículos de venta en EE. UU. Los pequeños agricultores de Haití enfrentan desafíos para rastrear el proceso de producción de algodón orgánico. Usando la tecnología blockchain, los compradores de algodón tienen acceso a la información sobre el proceso de cultivo completo, comenzando con el nombre del agricultor y la ubicación GPS de la granja y hasta las aplicaciones de fertilizantes exactas y el impacto de un lote específico en el medio ambiente. El BCP emplea la tecnología del Programa de Mejoramiento Global de RCS, una herramienta de rastreabilidad y diligencia debida en el lugar que garantiza la calidad del algodón y que los agricultores reciban un precio justo por sus cultivos. Este programa piloto, que en 2019 involucra a un pequeño número de agricultores, podría involucrar hasta 17,000 dentro de cinco años. Eso revitalizaría a toda la industria, que se ha visto estancada durante los últimos 30 años.
Pero las aplicaciones de blockchain van mucho más allá de la agricultura y la producción de alimentos. Blockchain también está cambiando el proceso de reciclaje en Haití, que durante años estuvo plagado de corrupción y fluctuaciones de precios. Para contrarrestar estos retos el Banco Plástico, se asoció con IBM para lanzar una iniciativa de reciclaje, que hoy cuenta con 32 sucursales en todo Haití. La iniciativa paga por el plástico reciclable con un sistema de token de criptografía hecho a medida para Haití. Opera en dos fichas, una vinculada al dólar y la otra que puede intercambiarse por productos a través del Banco de Plástico. El precio justo para el plástico se asegura a través de un sistema de pesaje digital, asegurándose de que los recolectores reciban la cantidad correcta proporcional al volumen de plástico. Hoy en día, hay alrededor de 3,500 recicladores en Haití, y los mejores recicladores aportan alrededor de 200,000 libras de plástico al mes. El proyecto Plastic Bank también garantiza la seguridad en caso de fluctuaciones de precios en el mercado de los plásticos. El enfoque beneficia a los más desfavorecidos de la sociedad haitiana, las mujeres y los niños pobres, que ahora tienen la seguridad de que no serán engañados con sus salarios duramente ganados.
El ecosistema en Haití se está preparando para los cambios producidos por blockchain al construir infraestructura y educar a las empresas. Y el reciente anuncio en la Haití Tech Summit en junio de 2019 de que el Banco Central de Haití está planeando un piloto para una moneda digital respaldada por blockchain, muestra que la próxima fase crucial del desarrollo de blockchain, la adopción institucional, ya está en marcha. Teniendo en cuenta la inestabilidad financiera en Haití, una moneda digital sería clave. Este desarrollo no solo regularía los efectos de la inflación extrema, sino que también tranquilizaría a los inversionistas extranjeros.
La industria en Haití es un ejemplo perfecto de la aplicación de blockchain no solo para el comercio, sino como un catalizador para el cambio social al garantizar la calidad, condiciones justas y una menor volatilidad económica. El potencial para reformar la sociedad, para conectar a las personas en formas nuevas y transparentes, abordando los desafíos únicos de los mercados emergentes, está a nuestro alcance.
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