El post scriptum “por qué no soy conservador”, extraído de “Los Fundamentos de la Libertad” de 1959 de Friedrich A. Hayek ofrece una profunda reflexión sobre las diferencias entre el conservadurismo y el liberalismo, así como una crítica a la asociación entre los defensores de la libertad y los partidos conservadores.
El autor comienza señalando que, en tiempos en los que la mayoría de los que se autodenominan progresistas abogan por restricciones a la libertad individual, aquellos que realmente aman la libertad a menudo se ven obligados a aliarse con grupos conservadores en busca de oposición. Sin embargo, advierte sobre los peligros de esta asociación, ya que el conservador carece de un objetivo propio y tiende a ser arrastrado hacia posiciones más radicales.
El conservadurismo, según el autor, se basa en una oposición legítima al cambio brusco, mientras que el liberalismo, contrario al conservadurismo hasta el auge del socialismo, se centra en la defensa de la libertad individual. En los Estados Unidos, el liberalismo ha sido la base de la vida política, a diferencia de Europa donde el conservadurismo ha desempeñado un papel importante.
El autor señala que la posición conservadora depende de las tendencias predominantes, y que los conservadores tienden a adoptar ideas socialistas a medida que estas se vuelven populares. Por otro lado, los liberales tienen objetivos específicos y están constantemente buscando mejorar la sociedad.
Una de las principales diferencias entre liberales y conservadores es su actitud hacia el cambio. Mientras que el conservador teme la mutación y se aferra a lo establecido, los liberales abrazan la transformación y la evolución. Los conservadores tienden a confiar en la autoridad para mantener el orden, mientras que los liberales confían en las fuerzas espontáneas del mercado y la libre evolución.
El autor critica la falta de principios políticos de los conservadores, quienes tienden a confiar en la autoridad y no comprenden las fuerzas que regulan el mercado. Mientras los conservadores tienden a proteger las posiciones privilegiadas, los liberales abogan por igualdad de oportunidades y la eliminación de privilegios. El autor critica la inconsistencia de los conservadores en materia económica, quienes rechazan el dirigismo en la industria pero son proteccionistas en el sector agrario. Señala que muchos políticos conservadores han contribuido al desacreditamiento de la libre empresa.
En cuanto a la democracia, el autor defiende sus ventajas, aunque reconoce que el problema radica en el poder ilimitado del gobierno, ya sea democrático o no. Los liberales abogan por limitar el poder estatal, independientemente de quién esté en el poder.
Una de las principales razones por las que Hayek se distancia del conservadurismo es su oposición a todo nuevo conocimiento y su tendencia al nacionalismo patriotero. Mientras los conservadores suelen resistirse a lo internacional y abogan por el nacionalismo, los liberales reconocen la importancia de las ideas transnacionales y se muestran más abiertos a la cooperación internacional.
Hayek reflexiona sobre la dificultad de encontrar un nombre adecuado para el partido de la libertad, considerando la historia y las asociaciones actuales del término “liberalismo”. Reconoce que el uso del término liberalismo puede generar confusión y propone el término “libertario” como una posible alternativa, aunque personalmente lo encuentra poco atractivo. Destaca la necesidad de encontrar una expresión que refleje el amor del liberal por lo vivo y lo natural, así como su apoyo al desarrollo libre y espontáneo.
Finalmente, Hayek argumenta que los verdaderos investigadores políticos no pueden ser conservadores debido a la falta de orientación hacia el futuro en la filosofía conservadora. Mientras que el conservadurismo puede ser útil en la práctica, carece de principios generales que guíen hacia el progreso y la libertad. Por lo tanto, Hayek se identifica más con la tradición del “viejo whig”, que defendía la libertad individual y la separación de poderes, y aboga por una clara separación entre los modos de pensar conservador y liberal.
En resumen, Hayek nos ofrece el siguiente mapa conceptual:
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