Tantos se dejan arrear, que caen presa del embrujo, que conduce a la “transformación de masa, algo así como control masivo y al totalitarismo, tal como lo ocurrido en Rusia en 1930 y Alemania en 1935.
Entrevista de Dan J. Gregory del PANDEIC PODCAST al Dr Mattias Desmet – Psicólogo Clínico
A continuación, les ofrezco una transcripción del audio de una entrevista que le hacen a Mattias Desmet en el Pandemic Podcast. No me limité a una transcripción pura, sino que fui introduciendo mis experiencias y otros comentarios que se fueron presentando ante las explicaciones de Desmet. Quien quiera buen puede buscar el video aquí de la entrevista y para verla sin mis intromisiones.
La entrevista
Con algo de paráfrasis
Inicialmente no lo vi en su magnitud y alcance. Pero cuando fui comparando las estadísticas vi cómo se exageraba la mortalidad del virus. El virus gubernamental era mucho más mortal que el COVID. Modelos Imperial College… hablaban de 80 mil y en Suecia sólo fueron 6 mil, sin que allí se dieran los cierres de otros sitios que cerraron. Allí fue que comencé a ver el tema con sospecha. Comencé a preguntarme ¿cómo era posible que tantos cayeran en semejante engaño? Que en muchos países pobres morirían más de hambre que por el CORONA; pero aun así siguieron el sendero de la vaca.
Fenómeno de Gran Formación en Masa: Fenómeno que emerge en una sociedad en el cual ocurre o se promueve una disociación social en la cual se coinciden al menos 4 condiciones, a saber:
- La primera condición y la más importante se da cuando hay mucha gente que sufre una perdida social o asociativa.
- La segunda condición se da cuando mucha gente pierde el sentido de la vida, lo cual está asociada a la primera condición. Los humanos, siendo seres sociales, si pierden el contacto con el rebaño, su vida pierda sentido.
- La tercera condición se da cuando mucha gente entra en un estado de ansiedad no conectada a una representación mental; por ejemplo, si ves un león sabes la causa de tu miedo, pero si no logras ubicar la causa de tu miedo o ansiedad es probable que entres en un estado emocional negativo, ya que no puedes controlar lo que sientes.
- La cuarta condición es un gran nivel de frustración y agresión. Una agresión que sientes pero que no tienes a dónde o a quien dirigirla.
Cuando se dan estas condiciones se pueden dar situaciones típicas en las cuales alguna entidad, política y tal, pueda aprovechar y canalizar esas emociones a su antojo. En tal situación es fácil conducir al rebaño; se dejan arrear. Hoy día lo vemos en el uso exagerado de las máscaras y de otras maneras que ni caemos en cuenta; tal como un guardia que me llamó la atención al entrar el Albrook Mall porque no estaba de acuerdo con la manera en que yo llevaba mi máscara; sin embargo, a pocos metros de distancia estaban las mesas de gente comiendo y charlando si máscaras. En otras palabras, llenan el vacío dando una representación mental a la ansiedad. A fin de cuenta lo que esto permite, como ya señalé, es controlar a rebaño y llevarlo al matadero. Otro ejemplo es la pasividad de tantos a los encierros, la vacunación aun cuando las personas han tenido el COVID, lo cual es mucho más efectivo que la vacuna, y quien sabe cuál otra forma de control podrá surgir más adelante; tal como poder meter a millones de hebreos en hornos.
Más aún y más adelante, cuando ya el fenómeno descripto ocurre, se va formando otra clase de asociación social con un nuevo sentido; algo así como una nueva solidaridad. Esto permite que el rebaño pase de un estado de aislamiento social a uno contrario, caracterizado por un alto grado de conexión que fácilmente puede ser pervertida. Algo así como la reacción en una masa de protesta o de linchamiento.
Por las razones expuestas es entendible que tantos estén cayendo en conclusiones inmensamente absurdas y equivocadas. Es algo como esos rituales que hemos visto llevan a un grupo religioso fanático a cometer suicidios en masa. Es un comportamiento mediante el cual las personas muestran su pertenencia al grupo o la masa; se dejan arrear. Y lo más curios u horripilante es que mientras más absurda la proposición, mejor funciona dentro del ritual. Es así ya que al actuar alocadamente están dando testimonio fehaciente de su lealtad; algo así como los ritos de iniciación a fraternidades y tal.
Pero, todo esto va mucho más allá, dado que están dadas o presentes las condiciones de inconformidad con sus vidas: su trabajo, el estilo de vida, la carrera diaria en el tropel a los puestos de trabajo, el consumismo, en un ambiente que en buena medida desfavorece la toma de responsabilidad, potencia la fijación de sus ansiedades en dirección errada; tal como ocurrió en la Alemania nazi que culparon a los hebreos de todo, a tal punto que terminaron metiendo a millones en hornos. En Panamá uno de las falsedades típicas ha sido la división de clases con el “no a la privatización”.
Una realidad típica y poco conocida y menos entendida es que al menos un 50% de los ciudadanos en países desarrollados sienten que sus trabajos no tienen sentido. ¿Cómo será en Panamá? Todas estas son realidades sociales que poco o jamás abordamos y menos abordan las autoridades electas, esas que tienen sus propias “prioridades”. Y, todo ello propicia las condiciones para la toma de malísimos caminos. En países como Bélgica anualmente se usaban 300,000,000 dosis de medicamentos antidepresivos, en una población de 11 millones.
El virus del CORONA
En la situación actual, el virus del CORONA ha permitido o facilitado de venderle “soluciones” quiméricas. Se trata de atender los síntomas y no la patología, o peor, atender falsas patologías, tal como alegar que los hebreos eran demonios que merecían ir a los hornos.
Por otro lado, el reto y lo que corresponde es entender cómo llegamos a esas situaciones de aislamiento y pérdida de sentido en la vida, lo cual fácilmente se torna en ansiedad y hasta agresividad. Uno de los síntomas del mal que ha ido creando las condiciones del descontento y tal lo vemos en esos medios informativos que se han vuelto completamente partisanos o, partidista, si se quiere, lo cual ha ido creando una nefasta polarización que se sustenta sobre un bombardeo de falsedades. Y ni hablar lo que aportan los medios de intercomunicación social el enredo.
Todo lo presentado nos lleva a estudiar aquellas realidades que nos han llevado a la formación masiva en direcciones muy perjudiciales caracterizada por fomentar una visión de túnel; que es algo que ocurre cuando se nos presenta una emergencia, tal como un perro grande que se nos viene encima. En ese momento nuestra vista se centra en la amenaza inminente o la que creemos ser la mayor amenaza; pero no vemos que en realidad el perro no viene a atacarnos, sino que huye de una avalancha o tal. Es así con tanta gente que sólo viendo una pequeña parte de la realidad se abocan a acciones desconectadas con el gran panorama. Se dejan arrear. Otro síntoma ilustrativo es ver que de pronto la única patología que parece importar es el COVIDA, mientras que el resto de las enfermedades y causas de mortalidad y sufrimiento parecen perder importancia.
En mi caso, al inicio de la pandemia, escribí en varios medios de que los efectos económicos y otros de las medidas que tomaban los gobiernos iban a causar problemas colaterales mucho más perjudiciales que el COVID; realidad que se asoma, pero sólo la cabeza. En el caso de los EE.UU., una sociedad que logró organizarse en torno a ideales de libertad jamás soñados en la historia humana y que hoy día vemos a tantos despreciarlos. Mas raro o curioso es que el fenómeno de formación masiva no se caracteriza por un egoísmo, ya que la mayoría de los afectados están dispuestos a perder su libertad y todas esas cosas que tanto les costaron y que atesoraban, para satisfacer su fijación patológica. Tal es el suicidio de toda una comunidad religiosa fanática. Se dejan arrear.
Y más allá, se dan otros fenómenos de adaptación a la mentalidad de masa o semoviente consistente en que a muchos les gusta o acomoda más la nueva realidad, pero no se detienen a ver si es sana o malsana o cuan sana y cuan malsana. Se dejan arrear. En semejante situación, son muchos que no quieren regresar al corrinche de ayer. Tal puede ser el caso de los profesores gubernamentales que se han acostumbrado a trabajar desde casa. Se ahorran costos y todo el alboroto del ir y venir en el desorden vial. Pero pocos se detienen a ver las causas de ese ayer incómodo o peor. No se dan cuenta de la forma desordenada en que los gobiernos conducían la autoridad de tránsito; o peor, el uso de las instituciones para sacar provecho del partido de turno.
A todo eso puede resultar fácil que la gente crea que la solución está en volver a lo pasado, lo cual sería error fatal. La salida lógica y buena es hacia adelante; el problema es que ese “adelante” es un nuevo mundo de cambios alucinantes que no conocemos ni entendemos y que nos intimida. Existen nuevas formas de cambiar y mejorar el “nuevo normal”, pero ello requiere que lo entendamos y busquemos. Por ejemplo, la descentralización de la educación, que en el caso de Panamá ya salen proyectos legislativos en esa dirección, pero los mismos están plagados de centralismo, de no querer soltar las riendas del control. Así, vemos que los políticos que veían esfumarse sus controles, de pronto no vieron la crisis como un momento de mudarse a un mejor mundo sino de perpetrar el viejo de control y saqueo.
Por otro lado, vemos que asoman otros fenómenos tales como el rechazo o peor, el descrédito y hasta ataque a personas que, como yo en este caso, van señalando estas cosas. De pronto el problema es quien advierte y señala la verdadera patología y habla de auténticas vías de solución. Estos fenómenos los estamos viendo claramente en los EE.UU., en dónde se dan casos como los de sindicatos magisteriales de las escuelas del gobierno, esas que apodan “públicas”, ha pedido al presidente Biden la intervención de la FBI y otras entidades anti terroristas, que tomen carta contra los padres de familia que acuden a las reuniones de las directivas de los colegios para oponerse a lo que muchos vemos que es más adoctrínenlo que educación. Han llegado a punto de decir que no compete a los padres meterse con lo que se les enseña a sus hijos.
Peor es ver que en la mentalidad de masa, muchos están dispuestos a cometer atrocidades luego de haberse convencido que tienen una “autoridad moral” o algo semejante. Y regresamos al caso del nazismo, ¿cómo explicar los campos de concentración y los hornos? El fenómeno presente en la mentalidad de masa favorece el caramelo sobre el purgante; es decir, que a muchos les resulta más fácil o potable creer el cuento que enfoca la ira personal, a escuchar y creer a personas que explican como lo hago yo ahorita. Pero no, se dejan arrear. Y, en ello, regreso al ejemplo del comportamiento de una masa de linchamiento, de esas comunes en la cinematografía del oeste o en el pasaje bíblico en el cual Jesús advierte: “El que esté libre de pecado que lance la primera piedra.” Existe una marcad tendencia de callar la voz de la razón cuando no conforma con los sentimientos de ira.
No a la privatización
Otro ejemplo de lo señalado en el párrafo anterior es el del “no a la privatización” que atrae a tantos. Y si un John Bennett o marcado “rabiblanco” sale a decir que semejante eslogan es una perversión, es muy posible o, de hecho, se vuelve el objeto del ridículo y oprobio. Eso mismo señaló Gustave Le Bon, destacado polímata francés, antropólogo, psicólogo, médico e inventor, quien señaló que una de las características sobresalientes del comportamiento de masas enfurecidas o incensadas es su intolerancia contra “disidentes”. La masa incensada busca que se le unan y no que les contradigan. Lo otro curioso es que las masas inflamadas necesitan enemigos que atizen la hoguera de su ira y, en buena medida no los eliminan sino los mantienen como el torero a los banderilleros.
Otra forma de plantear lo señalado en el párrafo anterior nos retrotrae a “no a la privatización”, en dónde la población que siente frustración por su lamentable situación, necesita chivos expiatorios y en ello vemos a los zorros del gallinero o políticos que acusan al “empresario”; lo cual es absurdo ya que todos somos, en alguna medida, empresarios o personas que emprenden sus vidas y su economía. Dicho eso, ¿se imaginan lo que ocurriría en una gran masa de frustrados e incensados si descubren que sus padecimientos no vienen de parte de empresarios sino de los zorros de gallinero? Sí… es muy probable que los liquiden. Imagínense un pueblo que despierte a la realidad del sistema politiquero que los ha entregado y condenado a la pobreza, mientras que personas inmigrantes que no han sido envenenados llegan y logran éxito económico. Y, ¡por supuesto! que no tienden a mezclarse con los nativos ya que no comparten su torcida visión del mundo. Tampoco es que estos sean “mejores” sino que no les lavaron la cabeza en cuanto al mercado y lo que es una sociedad sanamente productiva que no se deja engañar por los zorros del gallinero. No se dejan arrear.
2 Comments