The Velvet Revolution en 1989 fue el punto de partida para una nueva República Checa. La transición de un estado comunista al capitalismo no fue una tarea fácil de manejar. Había más de 1.300 billones de Koronas checas en empresas estatales (SOE) que debían privatizarse para que el país floreciera. Para que esto ocurriera, se tomaron muchas aristas en consideración, como el tipo de regulación necesaria y el proceso de privatización, con todos sus problemas. Es muy importante mencionar que hubo dos factores de la transición que son fundamentales para entender la solución checa: el tiempo era esencial y estaba previsto que el marco institucional sería el resultado de la privatización.
Hay dos formas de hacer regulaciones, ex-ante (por previsión) y ex-post (por factores de la vida real). Es lógico pensar que lo primero que se debía hacer en un país poscomunista era establecer el ‘Estado de Derecho’ antes de privatizar SOE, pero al hacerlo, todo el proceso se retrasaría. Toma mucho tiempo decidir cuál sería el mejor marco de regulación para un nuevo país emergente, especialmente cuando estaba bajo un tipo de gobierno que reprimía cualquier actividad de libre mercado, y tal vez hasta ahora las regulaciones de ese período seguirían estando en la agenda de los gobiernos. Además, no significaba necesariamente que al hacer una regulación “ex ante” iba a tener una mayor eficiencia en la aplicación de la ley o que iba a tener menos daños. También se creía que a través de este proceso, se abriría espacio a malversaciones (por ejemplo, lavado de dinero), por lo que si no se realizaba un desarrollo legislativo, entonces el emprendimiento privado habría crecido tan rápido que no se podrían evitar las mismas. En la regulación ex-post, las formas legales o marcos institucionales solo pueden evolucionar a partir de eventos de la vida real. Las experiencias de la vida real brindan argumentos confiables sobre por qué y qué agencias necesitan formarse y contar con personal adecuado.
Si se tratara de un proceso normal de compra/venta (privado-privado), cualquier asunto presentado entre las partes se mantendría y se resolvería en privado. Pero dado que el caso de esta privatización fue entre SOE y una entidad privada (público-privada), entonces cualquier problema o accidente podría retrasar el proceso o incluso paralizarlo. Esto también abriría las puertas a cualquier amenaza política, como el comportamiento de ‘búsqueda de rentas’ y las prácticas de cabildeo en una sociedad emergente que no estaba preparada.
Una vez más, enfaticemos que el resultado de una privatización del Este post comunista, fue su efecto institucional en la sociedad y la economía en general. Debe recordarse que después de un país comunista, había muy poco dinero disponible para gastar. Por lo tanto, para agilizar el proceso de transición, las SOE se vendieron “tal cual”, y el nuevo propietario estuvo a cargo de encontrar nuevas ideas, tiempo y recursos necesarios para la reestructuración de la empresa. Además, era responsabilidad de los nuevos inversores diferenciar las inversiones ‘buenas’ y ‘malas’, y con suerte cerrar las malas. El gobierno, sabiendo que los propietarios iniciales no eran necesariamente los propietarios finales, reconoció que necesitaban crear un entorno que hiciera fluida y eficiente la transición de la propiedad secundaria.
El gobierno checo dejó en claro desde el principio que la inversión internacional era beneficiosa para la economía futura, pero no iba a desempeñar un papel fundamental en el proceso de privatización. El capital extranjero solo iba a entrar en el país una vez finalizada la privatización entre los checos, para fomentar la iniciativa privada en lugar de lidiar con la burocracia gubernamental. Aunque la transición del comunismo al capitalismo fue algo difícil, especialmente para un país con poca experiencia en empresas de propiedad privada, abrió la posibilidad de que surgieran nuevas empresas como los llamados “green-field entrepreneurs”(empresarios en mercados que nunca antes fueron explotados comercialmente), ya fueran extranjeros o nacionales.
Concluyendo, ¿qué podemos aprender sobre la particularidad de la transición checa?
- La transformación de la sociedad fue el equivalente a la distribución completamente nueva del poder y la riqueza, por lo tanto, supuso ganadores y perdedores desde que la ventana de oportunidades fue suficientemente abierta para todos.
- El cambio institucional debe verse como el resultado de la privatización de las SOE, si la regulación se hacía antes de que surgiera la nueva economía, entonces la sociedad emergente no se hubiera encontrado en un entorno más liberal que el que ya existía.
- Dado que el objetivo final es transformar la sociedad y la economía -y el gobierno carece de capital-, la solución obvia es establecer las condiciones para atraer a empresarios “greenfield”, ya sean nacionales o extranjeros.
- La velocidad de transformación es la clave más importante para florecer, aunque otras opiniones puedan pensar que el ‘estado de derecho’ es lo primero.
- El proceso de transformación tiene sus costos, desde lo social hasta lo territorial, destacándose en este caso la división de Checoslovaquia, que simplificó en gran medida tareas complejas.
- Así como hay desintegración, también hay unificación de países, como fue el caso de Alemania.
- Por último, pero no menos importante, hay que tener valor. Valor para ser parte del cambio de un país emergente en transición.
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