El MEDUCA es la máquina de adoctrinamiento a favor del centralismo empobrecedor que nos carcome.
Se equivocan quienes creen que la educación en el hogar produce un rezago social. La realidad va por otro sendero poco trillado; y es que el rezago social más bien se produce en las mazmorras de pervertidas escuelas gubernamentales. Si a estas alturas a muchos ciudadanos aún no les queda claro el grado de putrefacción social y política de lo que mal llamamos “el gobierno”, entonces estamos todos condenados al desastre.
Lo que debe preocupar a los padres de familia respecto a la supuesta educación del MEDUCA, o como suelo apodarle, el NODUCA, tiene que ver con influencias negativas que convergen en esos centros que no emanan de una libre convergencia social sino de una convergencia de bastardos intereses politiqueros; tal como son los intereses de los gremios magisteriales sindicados.
Dicho lo anterior, es obvio que el mundo está lleno de información adulterada y torcida con malos intereses, y que, frente a tal realidad, debemos poner atención y acción rectificadora. Pero también debía quedar claro que quienes más adulteran la verdad son las agencias gubernamentales de gobiernos que hace mucho tiempo dejaron de servir a las poblaciones que representan. Entrar aquí a dilucidar esta realidad no tiene sentido y sólo resta señalar que se han constituido en conglomerados de pillaje.
El MEDUCA es un instrumento ideal para adoctrinar a favor del centralismo empobrecedor que nos carcome y el problema está en tantos que no lo ven o peor, que no lo quieren ver o que llega al extremo de favorecer el confisca, parte y reparte para luego quedarse con la mejor parte.
Algo que a muchos también se escapa a las comunidades es que la verdadera y mayor riqueza humana se encuentra dispersa entre toda la población. Hablo de la riqueza que hay en la diversidad y no en aquella “igualdad” empobrecedora de los sistemas centralistas que promueven igualdad en la pobreza. Esa triste igualdad de pobreza es fácil repartirla con el MEDUCA, pero no en las escuelas privadas, las cuales reparten diversidad dado que no pueden ser secuestradas por los gobiernos profundos.
¿Se la ha ocurrido al lector que los ‘impuestos’ fácilmente se convierten en robo cuando son exagerados y mal usados? Y, ¿acaso eso no es lo que ocurre con el NODUCA?; institución estatal que enseña que el gobierno es buen instrumento para educar.
Precisamente ayer leía que en Francia, durante la Segunda Guerra, se usó el sistema ferroviario para transportar judíos a los hornos de Auschwitz; cosa que aún no enseñan en las clases de historia de las escuelas gubernamentales. Y curioso que aún hoy día haya tantos que continúan justificando el asesinato de judíos. A propósito, ¿sabes que la religión cristiana proviene del judaísmo? En fin, la mar de desinformación que ha sido diseminada a través de las escuelas centrales es inmensa.
Las únicas diversidades que promulgan tantas escuelas gubernamentales son las de género o de melanina, pero jamás la diversidad de pensamiento. El elemento vital en todo esto es la descentralización, esa que aborrecen los centralistas que favorecen el sistema de gobierno acaparador del poder a punto que “…ya los pasajeros de la embarcación estatal existen para satisfacer al barco”, como bien lo dijo Lord Acton: el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.
¿Ha visto usted que en MEDUCA enseñen y promuevan el mercado, la privatización, el emprendimiento y tal? Al respecto, no me canso de repetir que si no queremos privatización ¿entonces, qué queremos? Más allá del mercado sólo quedan las empresas estatales como MEDUCA, IDAAN, ATTT, MiBus, Patacón, MOP, Bingos, etc. ¿Es eso lo que queremos?
Se adjunta en versión descargable, el impactante estudio sobre el rol privado en la educación: Estudio realizado por Goethals Consulting, en Panamá, 2014/2016. New_Vision_for_Education_A_-_Dr_Martin_Krause_2016.pdf (133 downloads )
[…] en la cual jamás enseñan los derechos de propiedad. Si lo dudan, vayan a cualquier escuela MEDUCA y pasen examen, no a los estudiantes sino a los “educadores”; con el perdón de los buenos, que […]