Nuevamente sale a relucir lo que ya conocemos a cansancio; que el sistema educativo en Panamá es perverso. Y para no ser discordes con la trayectoria de incompetencia imperante, los comentarios noticiosos, junto con los de las llamadas “autoridades” educativas, insisten en llover sobre mojado.
Que si Panamá “ocupó la posición número 71 entre 79 países. No necesitábamos las pruebas Pisa para despertar a lo consabido. Más allá, las noticias abundan a cansancio sobre puestos, porcentajes y tonterías. Lo que no sale en las noticias son las causas profundas de semejante drama.
A todo esto, las máximas “autoridades” del NODUCA, nos reaseguran que ya todo está analizado y que esos hallazgos favorecen a nuestro sistema educativo. Esta noche tendré pesadillas en torno a ello.
Otros medios noticiosos acusan a “la brecha económica”. ¡Ajá! ¿Será que si cerramos la brecha por el camino de Cuba Venezuela en problema se supera? ¿Aún no saben que el NODUCA despilfarra más que las escuelas privadas para terminar con peores resultados? Si seguimos por la vía de la “condición socioeconómica” el problema se torna más tétrico, ya que es harto improbable que podamos superar lo socioeconómico por la ruta en que vamos.
Hablar de “erradicar la desigualdad desde los lugares de enseñanza…” es bobería superlativa. En otras palabras, y como ya señalé, por esa vía el problema no tiene solución. Y “hacer un llamado para que ayuden a mejorar la calidad del sistema educativo” es irreal y vergonzoso.
En síntesis, todo el reportaje noticioso y los comentarios de las autoridades, tanto públicas como privadas, llueven sobre mojado sin decir nada. Entonces, veamos algo de lo que no dicen.
En su momento, la ministra Lucy Molinar, dijo una verdad que ha pasado agachada. Dijo en una reunión en la APEDE que “el problema de la educación es que está politizada”. Es decir, sintetizó toda la patología en una sola oración.
Decir qué “el sistema está politizado” significa que el “sistema”, si es que sistema es, está manejado por una institución política (el gobierno). Pero más aún, una institución política que responde a intereses de gremios educativos gubernamentales sindicados ¿Y si eso no es politizado…? Abundemos en el tema.
El gobierno político no está para hacer o reemplazar al ciudadano en las actividades que son propias del ciudadano, y no del estado. El gobierno está para proteger al consumidor contra estafas. Pero, cuando el gobierno o los panameños decimos que “los ciudadanos no servimos para educar, y debemos recurrir al Chapulín político gubernamental para que nos que se ocupen de “educar” a nuestros hijos… ¿Qué estamos diciendo? Estamos diciendo que los ciudadanos somos una retahíla de inútiles que dependen del sistema político gubernamental para que venga y nos limpie el traserito.
Insistir en lo consabido, de que el sistema no sirve, es absurdo. Y, si logramos entender esto, entonces debemos pasar al siguiente plano; el de preguntarnos ¿Qué es lo que sí sirve? Y ¿por dónde emprendemos el camino de recuperación?
Lo que sí sirve es devolver al ciudadano su sagrado derecho a escoger. En el caso que nos ocupa, sería a escoger no sólo dónde educamos a nuestros hijos, sino cómo los educamos; y no que los presupuestos lleguen directamente a través del NODUCA, a escuelas que no responden ante los padres sino… ¿ante…? Creo que sería ‘ante nadie’.
Lo ideal es cerrar las escuelas del NODUCA, y brindar al ciudadano los recursos necesarios para coadyuvar con su educación. Pero como eso no es ‘políticamente potable’, entonces sugiero pongamos a las escuelas del NODUCA competir de tú a tú con las privadas. Que el dinero llegue a los centros académicos estatales o privados vía los clientes… eee… digo, los padres de familia; a ver si no canta otro gallo.
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