El impuesto a la transferencia de bienes no es algo nuevo; fue introducido por los militares en 1977. Como todos los impuestos, éstos rara vez bajan o desaparecen, sino que de hecho tienden a subir. Para los estándares latinoamericanos, el impuesto a la transferencia de bienes inmuebles de Panamá es bajo, concretamente se mantuvo en el 5% por el espacio de 33 años hasta que Alberto Vallarino lo subió al 7%. Comparémoslo con el de nuestros vecinos, donde Costa Rica paga 13%, Colombia y México pagan 16%. Chile se acerca al 19% y Argentina y Uruguay pasan el 20% del valor de transferencia del bien inmueble.
Hay vientos que dado el desmadre fiscal del gobierno anterior, que acumuló déficits por 5 años, y no supo que es un presupuesto balanceado, y al alto nivel de evasión fiscal, que llega al 40%, algunas personas están o han recomendado al gobierno subir el ITBM, por lo menos al 10%.
El gobierno de Varela, que a falta de criterios buenos sobre cómo manejar una economía, según algunas fuentes prefirió contratar consultores, como los del Consejo Interamericano de Administradores Tributarios (CIAT), de los cuales recibió la recomendación de elevar el ITBMS al 10%, y extender su cobertura; afortunadamente, el propio gobierno, que no tenía estómago para las medidas de austeridad, tampoco las tenía para subir impuestos.
Para el CIAT, Panamá tenía la anomalía de tener las tasas más bajas de la región, donde la media mundial es del 15%. Por lo tanto, recomendaba subirlo y extenderlos a rubros como alimentos secos y crudos o libros, que por ahora están exentos. El gobierno de Varela, rechazó la propuesta, no tanto por razones intelectuales, sino de costo político. De hecho niega que la consultoría se haya realizado en primer lugar.
El problema del impuesto es el siguiente: es un impuesto al consumo, o sea que quienes más consumen, sea en precio o en cantidades, sean los que más pagan. En otras palabras los ricos serían las personas que tienen más dinero para consumir, los que tienen que pagar más este impuesto. Eso haría el impuesto ético de no ser por lo siguiente: una persona rica consume muchas cosas suntuarias, cuyo consumo puede suprimir sin afectar su calidad de vida, y por ejemplo usar estos ingresos para ahorros o inversiones. Una persona más pobre en cambio, tienen que consumir lo que necesita para vivir, y no puede medir su gasto, además le es mucho más difícil ahorrar porque le quedan pocos excedentes. Por lo cual, si bien paga menos ITBMs, lo hace en una mayor proporción de sus ingresos. Además, el ITBMS va a afectar a toda la cadena de comercialización de muchos productos, por lo cual al subir el precio del producto por haber subido el impuesto, hace que suba el precio del producto base en el siguiente eslabón de la cadena, y así sucesivamente, lo cual trae un efecto inflacionario. De nuevo, esto afecta más a los ricos, pero también a los pobres, que a diferencia de los ricos, tienen menos dinero para gastar, y lo peor, para ahorrar. El efecto para muchos es regresivo.
Para muchos economistas keynesianos, castigar el consumo no es bueno en momentos de recesión económica. Para muchos economistas austroliberales o neoclásicos, castigar la capacidad de ahorro e inversión de la gente tampoco es buena idea en un recesión. Subir el ITBMs en medio de una desaceleración económica por lo tanto no es una buena idea.
Entonces ¿qué hacer?…Bueno, para empezar, la evasión fiscal, según el Ministerio de Economía y Finanzas es del 40%. El MEF propone medios tecnológicos para disminuir la evasión. La impresora fiscal y la factura electrónica son dos de los medios propuestos. Pero también es cierto que inscribirse, pagar impuestos, aclarar dudas, y solucionar el tema de pagar impuestos en Panamá, es caro y complejo, tanto en tiempo como en dinero. Así que no es subir impuestos para recaudar más; cuando en realidad es mejor fiscalizar impuestos y hacer más barato pagarlos. Tan barato que el costo de estar al día en los impuestos sea mucho menor que el costo de evadir impuestos.
Y luego está el tema de ¿para qué pagamos impuestos? Cuando la gente ve abusos con el uso de los fondos del Estado, y vemos pruebas de eso en los medios diariamente, cuando la gente ve corrupción e impunidad, mucha gente se va a preguntar sobre la racionalidad de pagar impuestos elevados para alimentar al monstruo. O sea, nadie paga impuestos con gusto si sabe que gran porcentaje de éstos serán para que conocidos políticos sostengan su nivel de vida (muy diferente al que cuando ingresaron a la misma).
Lo que nos lleva a tema de la Curva de Laffer. La curva de Laffer nos enseña dos cosas, hay una curva de efectividad en el cobro de un impuesto, esta varía de país en país, y de cultura en cultura, así como del tipo de impuesto concreto, en la cual, una vez la tasa del impuesto pasa de cierto nivel, la recaudación del impuesto tiende a caer, porque la gente empieza a evadir o simplemente no puede pagarlo. La percepción del uso que el Estado da al impuesto también ayuda, si la gente lo ve como corrupto, evade más aún, porque no quiere alimentar a un monstruo. La otra cosa que nos enseña la curva de Laffer y es algo más reciente, es que es cierto que bajar impuestos “estimula el consumo” si uno es Keynesiano o promueve el ahorro y la inversión. Y ésto puede llevar a un aumento del PIB a largo plazo.
En una región donde las cargas fiscales están entre las más altas del mundo, tener impuesto bajos ha sido una bendición para Panamá. Y esperemos que sigamos así. No creo que consultores de otros países mucho menos desarrollados que el nuestro nos deban dar consejos sobre qué hacer en el tema económico.
Add Comment