En esta época de COVID y de encierros dictatoriales, más que nunca, debemos examinar la naturaleza de los gobiernos, sus funciones y sus limitaciones. Y cuando digo “limitaciones” me refiero a: para lo que sirven y para que no sirven. Como suelo repetir incansablemente, los gobiernos no sirven para “resolver tus problemas”, tal como estaba escrito en la pancarta de un manifestante en Colón: “Exigimos vengan a resolver nuestros problemas”.
Hace unos días fue aniversario del 9/11 y fecha en que se desencadenó un aumento sustancial del intervencionismo gubernamental o central en la vida de los ciudadanos, no sólo allá sino aquí mismo en Panamá; ¿o es que no han visto el jaleo de viajar en aviones y tal? O el caso de policías decomisando licor que pasajeros llevaban en sus maletas en viajes a Taboga. Y ahora que ciertos legisladores proponen una vacunación ¡obligatoria! Tanto el 9/11 como el COVID y tal, son eventos ideales para que el estado profundo se vuelva más profundo; con lo cual los ciudadanos van perdiendo el control de sus vidas. Y no, no estoy contra el gobierno sino contra el gobierno desmedido.
Uno de los comodines que han surgido con la Pandemia es ese de “confía en los expertos”. Curioso si consideramos que los expertos no confían en los expertos. Mejor sería decir: “Escucha a los expertos, investiga y usa el sentido común.” El problemita es que resulta tan cómodo dejarnos ir con la corriente… Cuando dicen, “el gobierno o los gobiernos son corruptos”, salta la respuesta: “Bueno, sí, pero eso siempre ha sido el caso.” Pero ello no significa que lo será para siempre ya que, igual que ocurre hoy con la CSS, todo mal camino conduce a mal destino. Arreglar el jaleo de la CSS es más que factible. El reto está en el exitoso lavado de cerebro del “no a la privatización”; particularmente cuando quienes lo vociferan no tienen la menor idea de los que es la privatización o descentralización.
En cuanto a la vacunación OBLIGATORIA, vayámonos enterándonos de que ello no es ético, como tampoco es legal. Ya han salido versiones según las cuales aún no se ha demostrado que la vacuna rusa es más segura que el mismo COVID. ¿Qué te parece que legislen la obligación de tomar pastillas para reducir el colesterol o lo que sea? ¿O es que piensas que el COVID es más mortal que las enfermedades coronarias?
A fin de cuentas, prácticamente nada obligado es bueno; tanto así que ni el mismo Creador nos obligó a ser buenos. Lo que hizo fue decirnos: “Amaos los unos a los otros” y según entiendo “amar” y “obligar” no son sinónimos.
En resumen, lo que sí es completamente importante es que los ciudadanos vayamos logrando ser auto determinantes; que seamos capaces de ser productivos y compasivos. Y… de no dejarnos mangonear por los politicastros del estado profundo.
muy asertivo esta columna, es indispensable tener un contrapoder al gobierno, pensamientos criticos, para que sepan que tienen personas que no se comen todo el cuento.