La posibilidad de un acuerdo internacional para cobrar impuestos a los gigantes de la tecnología de los EE. UU. como Amazon, Google y Facebook es un tema candente, ya que los países amenazan con hacerlo solos y Europa se encuentra dividida.
Como parte de una revisión de su código tributario el año pasado, los EE. UU. incluyeron una disposición para disuadir a las multinacionales de evitar los impuestos de los EE. UU., domiciliando patentes y otros intangibles en jurisdicciones de bajos impuestos.
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurria, dijo este jueves pasado que este año la OCDE espera sentar las bases para un impuesto internacional a los gigantes digitales que podría entrar en vigor en 2020. El cambio desplazaría los ingresos tributarios multinacionales de los paraísos fiscales y de algunas naciones exportadoras hacia países con un gran número de consumidores.
Las propuestas presentadas por la OCDE han sido acordadas por 127 países, e incluyen planes más limitados de algunos estados miembros de la UE que se enfocan solo en compañías digitales. Asimismo, la OCDE ha comunicado que hay un consenso creciente detrás de una propuesta de Estados Unidos para una revisión de las normas tributarias corporativas globales, a medida que los países intentan llegar a un acuerdo sobre cómo imponer a las empresas multinacionales en la era digital.
Conforme a los planes, las empresas pagarían impuestos según el lugar en el que realizan sus ventas, un cambio significativo, ya que hasta ahora el impuesto a las empresas dependía en gran medida de la ubicación de sus empleados, oficinas y otros activos. El nuevo régimen, que limitaría las oportunidades para que las compañías cambien las ganancias de jurisdicciones con impuestos altos a bajos, se aplicaría a todos los grupos multinacionales, no solo a las compañías digitales a las que apuntaba la acción inicialmente.
Las naciones más ricas está encabezando los esfuerzos para repensar los acuerdos internacionales que sustentan el impuesto corporativo, como parte de una ofensiva sobre cómo las multinacionales mueven las ganancias entre las jurisdicciones. El año pasado, Bruselas también propuso un impuesto interino a escala de la UE sobre los ingresos por servicios digitales para evitar dicen, un mosaico de impuestos a las empresas digitales en diferentes estados miembros. Los ministros de finanzas de la UE aún están negociando sobre la iniciativa provisional, que requiere una aprobación unánime.
Asimismo, algunos países de la UE liderados por Francia, y Gran Bretaña y España en gran medida, anunciaron que, a falta de normas internacionales que impidan a las empresas trasladar las ganancias a países con impuestos bajos, están creando sus propios impuestos nacionales dirigidos específicamente a las grandes empresas digitales y argumentaron que las empresas tecnológicas con sede en los Estados Unidos, no pagan su parte justa de impuestos en los países donde venden servicios digitales. Irlanda, Dinamarca y Suecia, por su parte, han bloqueado el plan de la UE, mientras que la poderosa Alemania está algo indiferente, por temor a las represalias de Estados Unidos contra su industria automotriz.
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