Analizando las elecciones americanas, una de las mayores curiosidades que me ha despertado es el apoyo masivo e incondicional de las Big Tech (BT) al candidato Biden.
Las posibles respuestas a ellas me dan terror a lo que se aproxima.
Bueno, lo que se aproxima es “1984” en esteroides. Si ustedes creían que ya lo estábamos viviendo, especialmente aupado por el Covid, no es nada comparado a lo que se viene. Mucha gente recién se entera ahora cómo funcionan las BT porque han visto la película The Social Dilemma, muy recomendable, por cierto.
Veamos: inicialmente uno tendería a pensar que dados los inicios de las Big Tech, el romántico garage, estarían más proclives a apoyar a políticas más promercado. Y claramente Biden les ha dicho en sus caras que les van a aumentar el salario mínimo, y sobre todo, los impuestos.
¡¡¡Justo a las empresas que han revolucionado el campo de la competencia fiscal, que se radican en Irlanda o Amsterdam o que inicialmente se constituían todas en Delaware!!! sí, quien de nosotros que no haya iniciado una empresa tecnológica por los 90s no la constituía en Delaware??? todas se radicaban en la tierra de Biden justamente para prevenir voracidades fiscales y fisgonas de los gobiernos. Y esas empresas, aún radicadas en jurisdicciones de baja tributación ¿son las que apoyan todo lo contrario???
Entonces, algo no está cuadrando, ¿¿verdad?? Bien, les cuento un poco de historia: en los 90s, el senador Biden, ya quería introducir regulación para que las compañías informáticas introdujeran los que se conoce como agujeros traseros o facilidades para permitirle a los gobiernos espiar (siempre con autorización legal, ¿eh?) a los ciudadanos. Eso no prosperó, pero quedó siempre presente y cada tanto regresa el asunto a la discusión pública. Recuerden la imposibilidad de hackeo a un celular que Apple impidió en su momento. Hoy ya lo veo posible y paso a explicar.
Regresando a la historia, las inicialmente pequeñas compañías tecnológicas, comenzaron a crecer de la mano de los datos que voluntariamente entregaban y entregan los usuarios. Hoy día no hace falta que comente el control total que tienen sobre las vidas de la mayoría, y de los que se dejan sabiendo cómo son las cosas.
¿Con tanto poder, por qué necesitan a un candidato como Biden? Bien, porque Trump contaba con asesores de primer nivel que conocen perfectamente cómo se comportan las BT, por ejemplo, uno de ellos, Peter Thiel, proviene del riñón de las BT, fundador de E bay entre otras exitosas compañías tecnológicas tempranas. Algunos de ellos fueron los que redactaron la primer autoregulación ética sobre Internet y más tarde, entendían el concepto de plataforma de publicación de contenidos. En ese contexto, lucharon y consiguieron la ley que debía eximirlos de responsabilidad de la publicación de contenidos por parte de terceros. Lógico. Pero eran otros tiempos y parece que a algunas plataformas les gustó la idea del poder, de control de contenido editando y decidiendo qué sí y que no se publica, interviniendo de esta forma en la neutralidad necesaria para evitar la ley y responsabilidad que conlleva; y allí Trump les iba a quitar sus privilegios. Quizás este enfrentamiento pueda ser una posible explicación. Pero quizás no es lo más importante.
En mi opinión, la explicación va relacionada al crecimiento del poder de las BT. Y como todo en la vida, los apoyos políticos se pagan. Y se pagan bien. De ahora en más, no esperen otra cosa más que el gobierno recién electo (siempre que no prospere causa judicial alguna), les deba cumplir a las BT. Y ello significa que ahora en el campo de la defensa de la libertad tendremos dos frentes: uno, contra los gobiernos y el otro, mucho más peligroso aún, contra el poder de las BT.
Puedo anticipar la cantidad de data cruzada que habrá entre ambos sectores; la introducción de conductas, manipulación de gustos y preferencias que ya actualmente vemos, será en esteroides. El tan temido gobierno mundial no vendrá de la mano tan grosera y chocante de las organizaciones gubernamentales internacionales, sino de la mano de las BT con el soporte de las primeras. No es apocalíptico lo que planteo, es real porque ya sucede, sólo que se dará un rebalance de fuerzas donde nosotros (o aquellos que se lo permitamos) sólo seremos la materia de intercambio.
¿Queda algo por hacer de nuestro lado? ¡Claro! la primera, ser soberanos y estar en control de nosotros mismos, y el primer control viene del lado de la moneda. No solo Bitcoin, cualquier moneda descentralizada que sea resistente a la censura gubernamental, es el primer paso. Olvídense de las tarjetas de crédito utilizadas en la forma tradicional, se pueden tener con algunas sofisticaciones que exceden este artículo. Tener varias residencias fiscales, utilizar redes privadas virtuales para navegar, utilizar Tor como navegador, o buscadores como Duck Duck Go o instalar herramientas contra el seguimiento que hacen los navegadores más comunes. Existen extensiones disponibles fáciles de instalar. Deben utilizar correos electrónicos diversos para validarse en sitios que sólo lo ameriten. Olvídense de la comodidad de utilizar una cuenta de google o de Facebook para ingresar a ciertas páginas que les interese. Es más incómodo, pero dificultan la tarea de rastreo de sus actividades.
Utilicen herramientas con encriptación de punta a punta para grupos o conversaciones que requieran privacidad. Es cierto que Whatsapp es fácil, cómodo y en realidad es encriptado de punto a punto; sin embargo, los dueños de las llaves son los mismos dueños de Facebook. Múdense a Signal o investigue otras que cumplan similar cometido. Correos electrónicos deben ir también encriptados de punto a punto. Protonmail es un ejemplo fácil de configurar y Usted y las comunicaciones de su empresa estarán seguras y a salvo. Por supuesto, hay un dilema, entre privacidad y seguridad. La seguridad que brinda Google probablemente sea de las mejores del mundo, pero es a costa de su privacidad. Hay que encontrar un balance, como en todo.
Por supuesto, si encima están furiosos por esta situación, pueden migrar a redes como Minds, Parler o crear las suyas propias; con la sola movida de decenas de millones de cuentas migrando desde las BT a redes más modestas, más descentralizadas, será cuestión de tiempo una mayor competencia. Así se ejerce y se hace conocer el poder del mercado.
Los próximos años se tratará de pasar bajo el radar cibernético más que gubernamental. Siempre hemos sabido que el sector gubernamental, si bien tiene más poder que cualquier emprendimiento privado, es lento en reaccionar ante los adelantos del mercado. Pero ahora cuentan con un aliado de ese sector. Reitero, la amenaza viene por estos dos lados. La libertad exige no sólo la eterna vigilancia, sino sacrificios. Si quieren comodidad, luego no se quejen.
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